Hay que acabar con ellos. Con los corruptos, caraduras, trileros, chorizos, golfos. Sean de derechas, izquierdas, nacionalistas, sindicalistas. Les hemos tomado la matrícula. Sabemos su identidad. De qué pie cojean. No podemos permitir ni un solo minuto más que sigan sentados cómodamente en sus poltronas y llenando sus bolsillos a costa de todos. Algunos ya no están, han dejado su legado y a sus cómplices. Esos que miran para otro lado y sacan el ventilador para que no les salpique la mierda que dejaron sus antecesores y compañeros de partido. Por la derecha, por la izquierda, nacionalistas, sindicalistas. La corrupción, la evasión de capital, los desfalcos, tráfico de influencias están a la orden del día. De todos los colores. Hay que poner freno ya.
La sociedad, la ciudadanía debería echarse en masa a la calle para protestar, pero no lo hace. Insólito el cerebro humano. Nos pisotean los derechos, nos quitan el trabajo, nos recortan en educación, sanidad, en ayudas, las condiciones laborales, vemos todos los días casos de corrupción de cualquier signo político y seguimos tan tranquilos. Sea primavera, verano, otoño e invierno.. Somos a veces seres vacíos. De eso se vale esa clase política que se sirve a sí misma en vez de hacerlo a los demás.
Nos están masacrando a recortes, a sacrificarnos, a hacer maravillas para llegar a fin de mes, pero ellos no se cortan en desviar dinero, pero no un piquito sino a lo grande, o lo que les apetezca. El ‘caso Pujol’ el último, cada día nos sorprende con nuevos datos: más millones evadidos, defraudados y también en otros paraísos fiscales. Un caso truculento. Uno se explica ahora el interés de que Cataluña tuviera una Agencia Tributaria y su administración propia de justicia. El pueblo catalán debe sentirse estafado. Al igual que el español, que ha tenido que soportar todos estos años el latiguillo de los nacionalistas catalanas de que les estaban robando de manera permanente.
En vez de buscar mejoras colectivas solo ellos, los políticos piensan en su propio beneficio particular. Nos roban y ellos siguen tan tranquilos. Ponen en marcha la maquinaria y como magos y encantadores de serpientes nos embaucan con sus trucos. Con sus palabras. Unos maestros en desvirtuar la realidad, pero la culpa es nuestra. Nadie pone el grito en el cielo. Eso sí, sale a relucir el eterno enfrentamiento de las ‘dos Españas’. “Que los de tu partido también lo hacen”. Y de ello se valen.
Como no vamos a salir a la calle para poner el grito o en el cielo y sonrojarles debemos tomar la sartén por el mango. Nosotros, el pueblo, la sociedad, la ciudadanía tenemos la llave. Tenemos el poder. Debemos usarlo de una vez. Hay un ‘Día D’ y una ‘Hora H’. Son las próximas elecciones municipales y generales. Esos dos días no nos debe temblar el pulso. Tenemos margen de sobra para encontrar un nuevo voto. Ellos se valen de nuestras profundas convicciones políticas. De los que son derechas o de izquierdas. Basta ya de chantajes. Son unos trileros. Mueven los hilos para pasarse de un lado a otro delante de nuestras propias caras. Tenemos que ser consecuentes y no pasarles ni un más. Aunque sea del partido con el que sintonizamos. Debemos desplegar el abanico político. Seguro que hay otra opción acorde con nuestras ideas. No es cuestión de castigarles con nuestro voto sino de repudiarles, echarles, quitarles de la circulación. Debemos hacerlo. Nos lo debemos. Por nosotros, y sobre todo, por los que vienen por detrás.
About Francisco J. Molina Quirós
Desde 1988 ligado al periodismo deportivo, pero me encanta escribir sobre lo que me rodea.