Torres llega con un pan debajo del brazo

Torres presentación (2)

Fernando Torres, en su presentación

El Vicente Calderón arropó al ‘Niño’. 40.000 seguidores no quisieron perderse el retorno de Torres. Sus cánticos no buscaron acunarle sino propagar ruido, celebrar por todo lo alto un jolgorio ‘after hours’ en la ribera del Manzanares por su vuelta. Aires de fiesta en el coliseo rojiblanco. Vestido otra vez con el pijama de rayas. Con el ‘19’ en su espalda. Antes lució el ‘25’ y el ‘9’. Ahora llevará el número de Kiko, su ídolo, con el que no pudo coincidir en su día en el césped.

Una semana después de su debut ante el Leganés, el fuenlabreño salió por el jerezano en el Carlos Belmonte. Minutos después, el ‘Niño’ hizo el gol del triunfo y mantuvo vivo el sueño del ascenso a Primera, que finalmente, no lograron los rojiblancos, por lo que tuvieron que permanecer un añito extra en el infierno. Ahí comenzó a forjarse la leyenda de Fernando. De regreso de Albacete, Kiko le hizo un regalo a Torres en el autobús del Atlético. “Toma, te lo has ganado”, le dijo mientras le hacía entrega de su brazalete.

Dos años después lo lució ya de manera permanente en cada partido. En un amistoso ante el Alcalá. Con Manzano. Tenía 19 años. Llevó los galones hasta los 23. Sin ser aún mayor de edad, el imberbe Torres se convirtió en el jugador franquicia, piedra angular de todos los proyectos del Atlético. Su icono. Sobre sus hombros recayó la responsabilidad de llevar una leonina presión. Sin dejarle crecer ni pegar el lógico estirón quisieron que de la noche a la mañana se convirtiera en el Raúl rojiblanco. Las comparaciones siempre son odiosas. Mucho ruido mediático. Eso le perjudicó como la falta de calidad en cada proyecto colchonero.  A él le tocaba resolver la papeleta, pues no tenía nadie un lugarteniente, un socio para repartir fuerzas, pues le rodeaban medianías. Estaba solo ante el peligro.

Ahora, siete años después, el  Atlético no gira en torno al ‘Niño’. En su nómina hay futbolistas de relumbrón. Fernando viene a sumar. Es un complemento. Una pieza más del puzzle del ‘Cholo’.  El tiempo le pondrá en su sitio. Por supuesto que no es un ‘don nadie’ y tendrá mucho que decir en el verde, pero ante todo,  tendrá un peso específico dentro del vestuario. Su pasado e idiosincrasia pesa un montón y debe hacerlo prevalecer con sus compañeros. Será referencia, santo y seña y competirá en protagonismo con el mismísimo ‘Cholo’. Se espera que alguien que coincidió con él hace años ya no le mirará con celos. Se supone que ya tendrá superada la pelusa, pues tiene galones y es voz autorizada en la caseta.

La llegada de Torres puede tener un perjudicado a medio plazo y a Simeone le tocará gestionar el asunto. Puede ser una bomba de relojería. Griezmann podría ser el sacrificado y ver recortados sus minutos y presencia en el equipo a costa del ‘Niño’. Justo ahora que el francés está viendo puerta con asiduidad le llega más competencia, pero con el agravante que el que viene para opositar con él, es el ojito derecho de la afición.

Siete años después de su ‘hasta pronto’ se produce el reencuentro de Torres con el Atlético. El futbolista dejó a un club vulgar, deprimente, acomplejado y perdedor. Ahora, su cara  es totalmente opuesta. Pletórica, segura, ilusionante y  ganadora. El Atlético supo rentabilizar su marcha. Se fue su estrella, pero supo dar con la tecla con su sustituto y así sucesivamente hata la actualidad. Vinieron Forlán, Falcao, Diego Costa y ahora Mandzukic. Y llegaron los títulos. El Atlético engordó su currículo con dos Europas Leagues, dos Supercopas de Europa, una Copa del Rey, una Liga y una Supercopa. Sin Fernando.

Mientras, el ‘Niño’ hizo lo propio. Con el Liverpool, la selección y el Chelsea se hartó de levantar trofeos. Lo ha ganado todo vestidito de rojo y azul. Ahora le falta aprobar su asignatura pendiente: hacerlo de rojiblanco. Siete años después, Fernando regresa más maduro. Mientras, el Atlético recuperó su brillo de antaño. Vuelve a ser un grande. Ha superado sus complejos y despejado las dudas. El que las presente ahora es Torres. Ha perdido fulgor . Sus dos últimos años han sido decepcionantes. Ha perdido chispa. Ya no es el atleta explosivo. Su gatillo está atascado. Su paso por el Chelsea y Milan, una rémora . Eso de que Mourinho e Inzaghi le tenían manía no vale como coartada. Fernando no ha estado a su nivel. Ha pegado un bajonazo. Es una sombra de lo que fue, pero aún le queda mucho en sus botas. Es cuestión de que coja de la suficiente confianza de nuevo.

Torres ha tocado fondo y ahora a sus 30 años debe resurgir. Nadie duda que en el mejor sitio para hacerlo está en su casa. Con los suyos. En el Atlético  no le van a faltar mimos, acurrucos y dosis de paciencia. De él depende salir del anonimato que lleva últimamente en el escaparate futbolístico.Antes de nada debe ganarse la confianza del jefe. Simeone, pese a ser su mecenas en su retorno, no va a casarse con él y ya le mandó un mensaje. Le toca ponerse en forma, coger el ritmo y esperar su oportunidad. Torres no va a ganarse el puesto por su cara de niño bien ni por su amor a los colores rojiblancos. Se va a tener que currar la titularidad  con sudor.  Y lo va a hacer.

Se le ve feliz. Como un niño con zapatos nuevos. Está donde deseaba y quería estar. Irradia felicidad. Desea corresponder. Y encima viene con un pan debajo del brazo. Justo el día de su presentación, el Real Madrid cayó en Valencia y el Barcelona en San Sebastián. El Atlético, que nunca se fue, está muy vivo en la Liga. Como lo está en la Copa y en la Champions. Lo dicho, Torres ha vuelto para ganar títulos de rojiblanco.

About Francisco J. Molina Quirós

Desde 1988 ligado al periodismo deportivo, pero me encanta escribir sobre lo que me rodea.

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