Nos tienen secuestrados. El rey abdica. La maquinaria política se pone a trabajar contrarreloj para fijar el calendario para la coronación del ‘Principito’ y el futuro estatus de su antecesor. Todo ello a espaldas de la sociedad. No cuentan con nosotros. No nos dejan expresar lo que pensamos. Si queremos o no al nuevo Borbón. ¿Es esto democracia? Todo hace indicar que la mayoría de la población estaría por la labor de mantener la monarquía parlamentaria. Entonces, ¿por qué tienen miedo a realizar una convocatoria?
Alguien que aún no sé lo que hace. Me refiero al que dicen primero de los españoles. Sí, que se sepa, preside actos, negocia contratos, viaja representando al Estado o de incógnito, al que unas veces se le ve esquiando, de regatas y otras cazando, pero que se sepa, en sus discursos, que siempre suenan igual, poca sensibilidad y nulos guiños con los problemas que nos azotan; paro, desahucios, recortes, corrupción. Bueno, en este apartado lo ha vivido en sus carnes con su ínclito yerno, que sospechosamente se marchó a EE.UU unos meses antes de que se descubriera el pastel de sus tejemanejes.
Más que monarca le veo como embajador. Una figura decorativa. No tiene ningún sentido ese modelo en el siglo XXI. Alguien que está puesto a dedo y que no toma ninguna decisión ni sufre ningún desgaste por sus decisiones. Eso fue lo que se votó hace treinta y tantos años. Hay que adaptarse a los nuevos tiempos. Los ciudadanos solo tenemos derecho a dar nuestra opinión cada cuatro años. En nuestra visita a las urnas y seguir el juego al bipartidismo. Luego, delegamos en unos políticos que mangonean, se corrompen y hacen lo que les viene en gana. Nos tratan como marionetas. Pero, por suerte, el abanico de partidos se ha abierto y en las últimas elecciones al Parlamento Europeo se ha visto la puesta en escena de nuevas formaciones y el descenso de votos en las dos formaciones mayoritarias. El año que viene están las Municipales. La voz y el voto la tiene el pueblo.
Nos tienen censurados. Lo que tenemos libertad es una patraña. La revista ‘El Jueves’ había preparado contrarreloj su número de hace dos semanas (5 de junio) en la que en la portada aparecía una caricatura del Rey en el que le colocaba al Príncipe una corona maloliente. Una imagen que se difundió por internet. Una tirada de 60.000 ejemplares que no llegó a estar en los kioscos. Fue otra la que se distribuyó. Se cambió la portada. Apareció Pablo Iglesias, líder de Podemos. La editorial se plegó. Hizo una reverencia a la Corona y privó al pueblo del punto de vista satírico sobre el tema. No sé lo que hará ahora, pues el director y ocho de sus dibujantes abandonaron ‘El Jueves’ al ver la jugada y tienen en mente sacar el miércoles 18 su visión ácida, irreverente y humorística en el cambio de la Corona. No se sabe aún el formato ni el nombre de la nueva cabecera. En pleno siglo XXI se censura una publicación. En una moderna monarquía parlamentaria. Insólito. Intolerable. Denunciable. Somos una marioneta. Tiran del fútbol y la lotería como opio del pueblo. Dos formas para distraernos. En el 77 muchos no pudimos votar. Ya somos mayorcitos. Queremos que nos oigan. Que nos dejen expresar lo que sentimos. Aceptaremos el resultado. Lo que queremos es que nos escuchen en las urnas. Porque lo pedimos nosotros. Queremos que nos tengan en cuenta. Por una vez.
About Francisco J. Molina Quirós
Desde 1988 ligado al periodismo deportivo, pero me encanta escribir sobre lo que me rodea.