Todos nos congratulábamos hace un par de años cuando vimos que la revolución social, la denominada Primavera Árabe, se iba abriendo camino en distintos países de la zona. Por fin el pueblo pedía sus derechos y quería acabar con los dictadores que durante tantas décadas les habías exprimido y dejado en un abandono y retraso total.
El inicio de aquellas revueltas fue en Egipto, donde pudieron poner fin al mandato de Hosni Mubarak, pero cuando la política se mezcla con la religión, malo, malo. Llegaron al poder los Hermanos Musulmanes con Mohamed Mursi a la cabeza y quisieron hacer de Egipto un fortín musulmán, excluyendo a todos los demás, incluidos católicos, coptos, etc. Volvía a ser una dictadura, pero a hora con otra piel y en Egipto -hay si levantaran la cabeza los faraones y vieran en qué ha quedado su legado- los militares acostumbrados a perpetuarse en el poder no lo podían permitir y realizaron una contrarrevolución.
Ahora, el pasado lunes, el Tribunal del Alto Egipto ha condenado ni más ni menos que a 529 seguidores del movimiento islamista Hermanos Musulmanes a pena de muerte por el asesinato en agosto de 2013 de Mostafá el Attar, el ‘número dos’ de la comisaría del distrito de Matay en Minya,
Esto no se puede permitir, ni aquí ni en Estados Unidos ni en China. La pena de muerte, que muchos solicitaríamos en un momento de exaltación cuando te has visto afectado por un caso cercano, es impresentable en una sociedad del siglo XXI, y menos condenar a 259 personas de golpe.
Pero Egipto parece que está muy lejos y la comunidad internacional sólo reacciona con una tibia nota de la ONU que denuncia que la condena a 529 seguidores de los Hermanos Musulmanes de Egipto rompe la legislación internacional. El organismo denuncia que la decisión «representa un caso sin precedentes en la historia reciente» y que el tribunal «estaba repleto de irregularidades.
Hagamos un poco más de caso a estos países que no están tan lejanos y ayudémoslos a prosperar porque el día menos pensado nos puede pasar a nosotros.
P.Gómez linde