Buscando a Mujica desesperadamente

pepe-mujicaYa le habíamos oído hablar antes, pero la entrevista de Jordi Évole a Pepe Mujica, presidente de Uruguay, emitida el domingo, ha desatado millones de post y tuits en las redes sociales. Normal, si ves los debates entre nuestros egregios candidatos al Parlamento Europeo y comparas con este #Presidentediferente, sobran los comentarios. Hay quien le acusa de ser un producto de márquetin, quien dirá que en Uruguay el stablishment no es tan poderoso como en Europa, pero lo que diferencia a Mujica de cualquier político español –y europeo- no es que viva en su chacrita en lugar del palacio presidencial, que lleve chancleta, done su sueldo o que viaje sin escolta en un coche que aquí no pasaría la ITV.

Lo que hace a este presidente diferente es la coherencia total de su pensamiento con su modo de vida, lo que él mismo decía en la entrevista, que vive como la mayoría de sus conciudadanos. Algo muy, muy difícil de llevar a la práctica si hasta te ponen piso y chófer. Y como no tiene nada que perder, lucha contra los poderes fácticos para conseguir la igualdad, la justicia, el bienestar social sin excesos, el consumo responsable, el respeto. Aquí, nos llenamos la boca de ideales, pero en cuanto un partido toca poder, se rinde sin condiciones a los mercados, a la economía virtual, a los intereses de los ricos. Un lavadito de cara para parecer progres, y a seguir con lo mismo. Se apoltrona uno en el escaño, se acostumbra al coche oficial, a las comidas en buenos restaurantes, a los sueldazos, y si te he visto, vecino, ni me acuerdo. Que no tengo ni idea de lo que vale un billete de metro, ni si se puede pagar el recibo de la luz y además comer con 645 euros de salario mínimo.

Nada más lejos de la situación en España que su planteamiento visionario: en la era del mundo globalizado, tenemos que empezar a pensarnos como especie humana, no como ciudadanos de un país. Ahí queda eso, nacionalistas, que basáis vuestro discurso electoral en una ciudadanía excluyente. “La generosidad es el mejor negocio”, dice Mujica. Si en lugar de levantar vallas para impedir que los africanos y magrebíes entren en Europa, conseguimos que en su casa dejen de carecer de los mínimos básicos para vivir dignamente, se acabó el problema de la inmigración. Y de paso, los incorporamos al sistema capitalista, decía el presidente uruguayo, con lo cual se reactivaría la economía. De cajón, si a la gente le bajas el salario o la dejas en paro, no consume, y la economía se estanca; tanto recorte no es la solución, lo decían Stiglitz o Krugman, los dos premio Nobel de Economía. Pero ojo, “pobres son los que necesitan mucho”. Porque para comprar, se necesita dinero, y el dinero se consigue –si se es honrado, claro, y no se tienen cuentas en Suiza- trabajando tanto que no te queda tiempo para disfrutar de lo verdaderamente importante. Frases que contienen verdades como templos, y que los españoles han repetido en las redes sociales una y mil veces, y no los lemas de campaña que nos intentan colar los partidos políticos en estas elecciones, en las que parece que el mensaje que interesa es si eres machista, feminista o ni carne ni pescado. O el “y tú más”. Qué hartazgo, qué vaciedad, cómo se les ve el plumero.

Lo que le anima a uno es pensar que, si tanta admiración ha levantado Mujica entre los españoles –hasta en la BBC comentaban que nos rendimos ante un presidente, pero no el nuestro, precisamente- esto acabe reflejándose en nuestro voto, y nos dejemos de hacerle el caldo gordo a quienes sólo se acuerdan del ciudadano de a pie cada cuatro años para luego pasarse los programas electorales por el arco del triunfo. Obama ya lo dijo, Yes, we can… (aunque luego pudo poco, la verdad) Si las redes sociales son un reflejo de la realidad, ahora solo hace falta que los españoles encontremos a alguien que, aunque sea remotamente, se le parezca en España. 

About Maria Tello

Periodista con más de 20 años de experiencia en información política y local de Madrid. Apasionada de la lectura y la historia.

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