La inmigración sólo se soluciona en origen, por JL García Jiménez

PaterasDifícil, muy difícil es el asunto de la inmigración de aquéllos que luchan por salir del Tercer Mundo para llegar su ‘Dorado’ europeo.

Cierto es que en tiempos de bonanza económica a nadie le preocupa que lleguen inmigrantes, entre otras cosas porque suele ocupar los puestos de trabajo peor remunerados y que los autóctonos descartaban, tales como la agricultura, construcción, atención a mayores o camareros, pero la crisis ha provocado que cualquier puesto de trabajo se cotice como si fuera el maná.

Aquí hay que diferenciar dos tipos de inmigración: la primera es puramente económica, donde los inmigrantes, verdaderos valientes por dejar atrás sus casas y familiares, se arriesgan a ir a un país desconocido en busca de nuevas oportunidades y de un futuro mejor. Aquí podríamos englobar a la mayoría de inmigrantes sudamericanos, europeos del Este e incluso marroquíes.

La segunda, y es la más terrible, es la de los inmigrantes que huyen de las guerras en sus países –tales como Siria- de matanzas –como Sudán del Sur- o simplemente de la más absoluta de las miserias en la denominada franja subsahariana o África negra.

En este punto dos países del sur europeo tienne la llave: España e Italia.

Ya hemos visto, y seguiremos viendo, el asalto a las vallas de Melilla y Ceuta, en una expresión de pura desesperación de personas que han cruzado todo el continente africano, que en su mayoría llevan más de un año de viaje, que han sufrido la extorsión de las mafias y que no tienen nada que perder. Por otra parte, cada dos por tres, en la isla italiana de Lampedusa se producen verdaderos dramas humanitarios con el fallecimiento en las aguas del ‘Mare Nostrum’ de cientos de personas. La última, ayer mismo, cuando los medios italianos informaban del naufragio de una barcaza a un centenar de millas al sur de Lampedusa y a 50 del norte de Libia. Las lanchas rápidas de la Guardia Costera y de la Marina italiana habían rescatado con vida a unos 200 inmigrantes, pero ya son al menos 14 los cadáveres recuperados del mar. Según los testimonios de los primeros rescatados, a bordo viajaban unas 400 personas.

España e Italia están sufriendo una presión insoportable y no es justo que la Unión Europea no tome cartas en el asunto de una forma decidida y eficaz. Los países del Sur Mediterráneo no pueden convertirse en policía de fronteras represiva. Hay que buscar algo más, hay que lanzar un plan a largo plazo para ayudar en origen a los países más desfavorecidos para ayudarles a crecer y poder aprovecharse de sus recursos naturales y humanos.

No se puede dejar todo en manos de las ONG, porque al final todo se vicia y muchas de las ayudas no llegan. Hay que hacer un plan integral de ayuda para África y Oriente Próximo diseñado por los mejores expertos, con recursos ilimitados y bajo la tutela de Europa.

¿Qué suena a protectorado o colonialismo? Pues sí. Pero con la diferencia de no intentar aprovecharse de estos países como ocurrió en siglos pasados, sino buscando que se encuentren a sí mismos.

Nos llenamos la boca de desarrollo, Democracia y libertad en Europa, y mientras no aseguremos los mismo en los países de nuestro entorno el problema de la presión migratoria seguirá existiendo, más con un mundo globalizado donde un teléfono móvil o un ordenador se encuentra ya en cualquier aldea y pueden ver lo bien que vivimos los blancos europeos.

La Unión Europea debe lanzar ya este plan porque si no lo hacemos no nos quedará más remedio que llevarnos las manos a la cabeza cada vez que veamos los muertos en el intento de llegar al primer mundo.

About José Luis García

Periodista con más de 25 años de experiencia, especializado en información local, inmigración, sanitaria y deportiva.

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