Clio Raid: los mares de dunas cautivan a los participantes

llegada al campamento en el desierto

Varios participantes del Clio Raid, por el desierto

Con un paisaje de contrastes se están encontrando los 150 ejemplares del Clio Raid. La nieve que cubría el techo de las Montañas del Atlas les impactó el primer día, en la jornada de hoy ha sido el desierto les ha cautivado. En especial, sus majestuosas dunas que les acompañarán en los próximos días. “Impresionante” fue la palabra que más salió de los labios de los intrépidos y solidarios aventureros al llegar al Campamento del Lago.  

La jornada partió del Atlas, a casi 1.800 metros de altitud. A primera hora de la mañana, los Clios tomaron la salida oficial con sus depósitos de aventura llenos a rebosar. Por delante, les esperaba una etapa  de 287 kilómetros que les iba a llevar del frío de las montañas nevadas al calorcito del desierto.

Para el recuerdo, una serie de estampas. Los Kasbah, antiguas fortificaciones construidas antiguamente para realizar el control militar, los castillos de la legión que se abandonaron tras terminar el Protectorado español;  las Gargantas du Ziz, serpenteantes e increíbles riscos flanqueando; el río, rico en minerales y fósiles y fuente de vida para las gentes de la zona; el valle del Ziz y su impresionante Palmeral y la llegada a la conocida Tafilalet, ciudad santa que en otros tiempos fue paso obligado de las caravanas de sal y de oro de Guinea o Sudán y que  hoy, ha acogido el paso de la caravana de los Clios.

equipos subidos al dromedario (1)

Varios participantes, subidos en camellos

Y a la llegada al Campamento del Lago, las caras de los participantes se iluminaron al ver el paisaje tan maravilloso del mar de dunas. En su interior, el primer campamento bereber de Clio Raid. Una ducha rápida, recuperación de fuerzas y  paseo en camello para ver una de las mejores puestas de sol de sus vidas.

Para rematar, tras el briefing y la cena, los tambores del desierto comenzaron a sonar con fuerza. Alrededor de la hoguera encendida en el campamento, los participantes cantaron, bailaron y se quedaron enamorados de África.  Y tras la primera pequeña fiesta, a dormir. Mañana toca disfrutar de los primeros arenales, de las zonas de dunas y de pistas, ver los oasis y los palmerales que salen no se saben de dónde, los pozos y los campamentos de los nómadas. La aventura no para en Clio Raid, un viaje en el que los participantes están viviendo, de verdad, una experiencia única.

 

 

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