El presidente de la Comunidad, Ignacio González, ha anunciado que la enseñanza bilingüe, puesta en marcha por el Ejecutivo madrileño en 2004, llegará el próximo curso al Bachillerato. Los institutos bilingües, con docentes habilitados en la etapa de Bachillerato y cuyos alumnos hayan completado la Educación Secundaria Obligatoria en el programa bilingüe, podrán impartir todas las materias en inglés, excepto Matemáticas, Lengua y Literatura.
En septiembre de 2004 se puso en marcha el programa bilingüe de la Comunidad con los primeros 26 colegios públicos. Se trataba de una iniciativa educativa pionera en España ya que hasta entonces la educación en castellano e inglés se ceñía a la oferta de los centros privados. Una década después de su nacimiento, el programa de enseñanza bilingüe de la Comunidad llega ya a cerca de la mitad de todos los colegios públicos de la región (335) y a casi un tercio de los institutos madrileños (97). A esto hay que sumar 161 centros concertados bilingües.
Pero lo que no ha señalado el presidente regional han sido las consecuencias nefastas de la implantación incoherente, mal planificada y a toda prisa del sistema bilingüe de Educación.
Ya María Tello, en esta misma página web, señalaba que “lo cierto es que en esta década hay bastantes datos para concluir que el modelo bilingüe regional no ha sido el más acertado: dicho en privado por un alto cargo de Educación, “estamos educando analfabetos en dos idiomas”. No contentos con tener cinco leyes de Educación desde 1970 que no han hecho más que empujarnos a los puestos más mediocres de la OCDE según el dichoso informe Pisa, ahora fracasaremos por partida doble. Teníamos una carencia escandalosa de idiomas, desde luego, pero puede que el remedio haya sido peor que la enfermedad.
Porque para que los niños –y los profesores, todo hay que decirlo- puedan entender materias tan importantes como las Ciencias Naturales o Sociales, no digamos ya la Historia o la Biología, en una lengua que no es la suya por mucho que nos empeñemos en decir que son bilingües, se han rebajado los contenidos notablemente. Hablan inglés por los codos –en el mejor de los casos- pero no saben, con 12 años, en qué fecha se descubrió América ni dónde está Sevilla. O no saben cómo se llama el cúbito en español. O escriben mobil con b porque así lo hacen los sajones. Probablemente la mejor fórmula para aprender un idioma sería dar cinco horas de esa lengua semanales, en grupos reducidos y con ayudantes de conversación nativos, en las que se traten las materias transversalmente. Vamos, dar en clase de Conocimiento del Medio o Biología el cuerpo humano en castellano, y meter vocabulario sobre este tema en la correspondiente clase de inglés”.
Además hay que tener en cuenta que los padres que están matriculando ahora a sus hijos en los nuevos centros bilingües tienen el problema de que no saben que material didáctico tienen que comprar para el próximo curso, porque en la mayoría de los centros todavía no tienen ni profesorado bilingüe. Eso sí, se dice que se va a traer profesores nativos, y mientras a los interinos que han estado durante décadas en las aulas que les den morcillas. Así se lucha contra el paro.
Pues sí, el modelo no es el más acertado. Pero como nos lo han vendido como «escelente» todos los papás quieren que sus niños vayan a bilingüe: en 6ª de Primaria en lugar de esforzarse en el temario se pasan el curso con la presión de aprobar el examen externo de inglés, que tienen que aprobar con un 70%, para pasar al instituto. Y los que siguen estudiando en castellano, mientras tanto, cada vez más marginados. Un sinsentido.