El destino volvió a elegir a Sergio Ramos. El central, de nuevo, allanó el camino de un triunfo del Real Madrid. El central lo hizo en Lisboa, birlando al Atlético una ‘Orejona’ que tocaba con mano y media. Luego, en la prórroga solo hubo color blanco. Cuatro golitos. Los mismos que recibió el Cruz Azul en Marruecos, donde el Real Madrid sacó billete, gracias al central. A un cabezazo milagroso, salvador que cazó en el lanzamiento de un saque de esquina.
A los mexicanos se les apagó la luz al cuarto de hora. Magistral falta botada por Kroos y certero cabezazo de Sergio Ramos. Como en Lisboa. Luego, coser y cantar para los de Ancelotti. Monólogo blanco. Lo que ha cambiado el cuento. Hasta hace poco, el planeta fútbol rendía pleitesía al juego preciso y preciosista del Barça. Ahora, las reverencias, piropos y palmas se rinden y señalan a los blancos. Cuestión de ciclos.
El Madrid comenzó a gustarse. A disfrutar en el verde. A recrearse. Fútbol de salón. Virtuosismo merengue. En estático y velocidad. No solo de sus piezas ofensivas. Las defensivas se sumaron a la fiesta. Aparte de Sergio Ramos, Carvajal y Marcelo se hicieron los amos y señores de sus carriles. De ellos hicieron sus autopistas. De peaje. Subían y bajaban a sus anchas. En una de Carvajal, el lateral se marcó un jugadón, cuyo centro al corazón del área, fue rematado por Benzema con decisión y precisión. 0-2. Quedaban seis minutos para el descanso.
El partido estaba finiquitado. Las apuestas se disparaban ante una posible nueva goleada. Cruz Azul pudo meterse de nuevo en el choque. A los aztecas les regalaron un penalti por presunto derribo de Sergio Ramos a Pavone, pero Torrado lo lanzó, apostando más por la colocación que por la potencia, y se encontró con que Casillas le adivinó sus intenciones. El meta paró otro penalti. Llevaba 45 meses sin parar uno. El segundo en cinco días.
A la vuelta al césped, el Real Madrid no encontró ya oposición por parte del Cruz Azul. Con espacios, su contra había temblar los cimientos mexicanos. Cristiano Ronaldo, tras hacer la bicicleta, puso el balón al cielo y allí emergió la cabeza de Bale. Como en París. 0-3. El Madrid goleaba, pero sin paternidad de Cristiano Ronaldo. El portugués se quedó sin mojar, pero volvió a dar otra asistencia. A Isco. El malagueño, en un palmo de terreno y a cámara lenta, sorteó a los rivales que le flanqueaban, y se sacó un disparo colocado y mortal que batió por cuarta vez a Corona. Isco se coronó. Sigue de dulce. Ancelotti tiene ante sí toda una papeleta cuando James se recupere. Deberá elegir a uno entre ambos y Bale.
El Madrid cumplió el expediente. Y con la lógica. En Marrakech puso una nueva cruz en su casillero de triunfos. Ya suma 21 seguidos. 50 en 2014. Buenos tiempos para la lírica merengue. Mientras el Madrid ponía un pie en la final del Mundialito, el Barça se deshacía del Huesca en la Copa. Son otros tiempos. De un nuevo ciclo. Que rima con Isco.
CRUZ AZUL: Corona; Flores, Maza, Domínguez, Pinto; Bernardello (Pablo Barrera 65’), Torrado; Rojas, Giménez, Fórmica y Pavone.
REAL MADRID; Casillas; Carvajal, Pepe, Sergio Ramos (Varane 64’), Marcelo; Kroos (Khedira 76’), Illarramendi, Isco (Jesé 82¡), Bale; Cristiano Ronaldo y Benzema.
GOLES: 0-1. Minuto 14. Sergio Ramos. 0-2. Minuto 39. Benzema. 0-3. Minuto 50. Bale. 0-4. Minuto 74. Isco.
ÁRBITRO; Osses (Chile). Mostró tarjeta amarilla a Sergio Ramos (40’).
INCIDENCIAS. Estadio de Marrakech. 40.000 espectadores.
About Francisco J. Molina Quirós
Desde 1988 ligado al periodismo deportivo, pero me encanta escribir sobre lo que me rodea.