Fueron cuatro y pudieron haber sido varios más. El Atlético se dio un festín. De fútbol, sensaciones y de goles. Superioridad incontestable colchonera. La tropa del Simeone pasó por encima a un Madrid desaparecido en combate. Desde la pizarra. Plantearle un partido al Atlético con un 4-3-3 es jugarse a la lotería, y luego con un 4-2-3-1 para tratar de remontar un 2-0, un suicidio.
El Cholo planteó un partido táctico. No hizo falta una salida en tromba en busca del marco de Casillas ni tampoco sacar a relucir la intensidad rojiblanca a la salida del balón madridista. No importaba que la posesión la tuvieran Kross, Isco y compañía. Paciencia y saber esperar era la consigna. El Atlético tenía varias armas para contrarrestar la aparente fortaleza del juego ofensivo merengue en el regreso de la BBC. Pero ni Bale, Benzema ni Crstiano Ronaldo sintonizaron. El luso tardó una hora en disparar. Lo hizo fuera. El Madrid tuvo que esperar hasta el minuto 81 para poner a prueba a Moyá. No lo hizo ninguno de sus ilustres delanteros. Fue Illarramendi.
El susto se le metió en el cuerpo a los rojiblancos en el minuto 8. No fue por culpa de una acción del Madrid. En un lado del campo dos futbolistas tirados en el césped. Godín, sangrando por la nariz. Koke, roto muscularmente tras un sprint. El vallecano, dos minutos después, se tuvo que retirar. A priori, su ausencia podría debilitar el juego atlético, pero no fue así. Koke es uno más en el engranaje del Cholo. La profundidad del banquillo rojiblanco da fiabilidad. No se puede decir lo mismo en el merengue. Ancelotti ha rotado poquísimo y ahora con la plaga de lesiones merengues ha quedado retratada su gestión. No tiene revulsivos.
La baja de Sergio Ramos va a ser alargada para los blancos en el próximo mes y medio. En el Calderón se notó. Nacho, su sustituto, es un aseado futbolista. De él se dice que siempre cumple, pero en el Calderón suspendió. De momento, le viene grande un partido de estos vuelos. Mandukic jugó con él al gato y al ratón. Le sacó de su zona para abrir huecos para los demás. El croata generó y gestó varias acciones atacantes colchoneras. Y los dos primeros goles salieron de sus botas. En el 1-0 , para asistir a Tiago, que sorprendió a Casillas con un buen disparo. Inusual, pero cantada del capitán blanco. El balón se le metió por debajo del brazo derecho. Minuto 13.
El Atlético olió sangre y aceleró el ritmo. Cinco después, Sául, que había entrado por el lesionado Koke, se sacó una chilena, pase de Mandzukic, y puso el 2-0 en el electrónico. Golazo del canterano e histeria colectiva en las gradas. 2-0 y sin despeinarse. Tufo de goleada. Pero, en esos instantes de subidón, el Cholo prefirió cortar las alas a los suyos y esperar a la contra. El Madrid, tocado, desarbolado, sin ideas, levitaba en el césped. Ni una aproximación, ni un tiro lejano, ni un disparo a portería. Ni un córner.
Ancelotti debía buscar algo para tratar de que los suyos reaccionaran. El italiano trató de arreglar el desaguisado con una apuesta de ruleta rusa. Quitó músculo en el centro del campo para dar más talento a un ataque inexistente, pues la medular no conectó en ningún momento con la BBC. Lo normal hubiera sido quitar a uno de los tres, pero Ancelotti volvió a gestionar mal su política de sustituciones. Y como era lo cantado, a Khedira le toc´p dejar su sitio a Jesé. Ese cambio no asustó al Atlético. Se frotó las manos. El tema era saber aguantar la posible salida en tromba blanca y apostar por la contra. El Madrid no apretó ni puso en aprietos el marco de Moyá. Una hora después de su inicio, primer disparo de los madridistas. Cristiano chutó desviado.
El Madrid no daba sensación de meterse en el partido. El Atlético puso la puntilla con el autogol de Varane, que ante Griezmann, desvió el balón en su propia portería. Quedaban 23 minutos . Los rojiblancos tenían ante sí una oportunidad histórica: golear al Madrid. Y estuvieron cerca de ella. A uno del final, Mandkucic redondeó su tarde con su golito. Cabezazo en plancha. El partido se prolongó dos minutos más. La posibilidad de la manita planeó en la grada y en el césped. Los rojiblancos flirtearon con ella. Tuvieron dos aproximaciones, pero acabaron en el limbo.
Pese a no lograrla, la caldera del Calderón estalló de felicidad. 16 años después volvió a ganarle un derbi al Madrid en casa. 4-0. Como en enero de 1977. Una goleada que le mete nuevamente en la pomada por el título. Un triunfo incontestable. Dominando. Mandando. Goleando. El Barcelona, de rebote, se ve beneficiado, pero que los azulgranas no cometan el error de creer que la Liga es cosa de ellos y del Madrid. El Atlético está entre medias. Como hace un año. Un Atlético, más solvente. Más hecho. Con más alternativas. Un Atlético que le pasó por encima a un Madrid cogido con alfileres.
ATLÉTICO: Moyá; Juanfran, Godín, Miranda, Siqueira; Gabi, Tiago; Koke (Sául, 8’) (Raúl García, 77’), Arda; Griezmann (Fernando Torres 77’) y Mandzukic.
REAL MADRID: Casillas; Carvajal, Nacho, Varane, Coentrao; Khedira (Jesé, 46’), Kross, Isco (Illarramendi, 68’); Bale, Benzema (Chicharito 73’) y Cristiano Ronaldo.
ÁRBITRO: Fernández Borbalán (Andaluz). Amonestó a Gabi, Arda, Godín, Raúl García y Mandzkic, por el Atlético y a Kroos y Jesé por el Madrid.
GOLES: 1-0. Minuto 13. Tiago. 2-0. Minuto 18. Saúl. 3-0. Minuto 67. Varane, en propia meta. 4-0. Minuto 89. Manzdukic.
INCIDENCIAS. Vicente Calderón. 54.000 espectadores.
About Francisco J. Molina Quirós
Desde 1988 ligado al periodismo deportivo, pero me encanta escribir sobre lo que me rodea.