Sorprendente. A Enrique Olivares, el falso cura que entró en casa de los Bárcenas para robar unos papeles que servirían “para solucionar los problemas de España” y maniató a su mujer y sus hijos le han caído 22 años de cárcel por allanamiento de morada, secuestro, lesiones y tenencia ilícita de armas. Pero a José Ortega Cano, por ejemplo, por causar la muerte de una persona conduciendo bebido al volante de un coche, le echan dos y medio. Y lo que más me sorprende, seguro que al propio Bárcenas, cuando de una vez acabe la instrucción y se celebre el juicio, no le cae ni la mitad de esa condena.
Que no justifico a este señor, que tiene antecedentes aunque probablemente está zumbado y lo que necesita es tratamiento psiquiátrico, sino que resulta increíble que la Justicia española, tan rápida cuando quiere, reparta penas como quien reparte suerte en el ruedo. Si hablamos de Ortega Cano, acabar con la vida de un ciudadano que circula tranquilamente en su coche porque vas bebido al volante me parece que no hay forma de resarcirlo ni con dos ni con 100 años. Pero pensemos que es una imprudencia temeraria, que no había intención de causar daño.
En el caso del propio Bárcenas and Co., de acuerdo que el dinero no es más que dinero aunque esté en Suiza y no sepamos de dónde ha salido, pero con esos millones tampoco se puede recuperar la confianza traicionada de los españoles, que hemos llegado a la conclusión de que tenemos al zorro guardando el gallinero. Una crisis moral en la sociedad española que ni la Justicia ni los políticos parecen poder –ni querer- arreglar. Jueces con militancias políticas, como Pérez de los Cobos, magistrado del Constitucional con carné del PP, por no hablar de los que sienta en su estrado el PSOE. Jueces estrella. Jueces que son juzgados por encarcelar a un banquero. Políticos que lejos de dimitir ante la más mínima sospecha de corrupción, se agarran al escaño, dan la callada por respuesta o responden en diferido. Leyes de Transparencia que más bien parecen el espejo turbio de la madrastra de Blancanieves. Gobiernos que entorpecen la labor judicial no dotando de los medios adecuados los juzgados que llevan causas que les afectan. Un ministro de Justicia que establece tasas por aplicar un derecho universal, y que impulsa leyes que parecen de otro siglo por lo retrógradas o meras mordazas para los ciudadanos.
Siempre se ha dicho que las leyes van por detrás de la sociedad: que alguien le quite ya la venda de los ojos a la dichosa estatua de Temis, la dama de la Justicia, a ver si se pone al día, porque esta sociedad, la española en concreto, está más que harta de tanto cachondeo.
About Maria Tello
Periodista con más de 20 años de experiencia en información política y local de Madrid. Apasionada de la lectura y la historia.
Me aburro, siempre lo mismo,….voy a deportes y cultura y a estos majaderos que les parta un rayo.