Tras el anuncio de anoche por sorpresa en el que el presidente de la Generalitat Artur Mas daba por terminada la denominada consulta soberanista, hoy era el día de dar explicaciones.
En una rueda de prensa en la galería Gótica del Palau de la Generalitat, ha explicado que el Govern mantiene su objetivo de celebrar una consulta el 9 de noviembre en base al marco general de competencias exclusivas de «fomento de la participación ciudadana», sin concretar cómo se desarrollará ni si lo hará en base al título tercero de la Ley de Consultas. Mas ha asegurado que prevé que el 9 de noviembre haya locales abiertos, urnas y papeletas para celebrar una consulta, aunque ha situado ese escenario como un paso previo a una «consulta definitiva» en forma de elecciones plebiscitarias en las que los partidos vayan con una lista y programa conjuntos.
¿Pero es que estamos todos locos?¿Se cree Mas que puede jugar de esta forma con los sentimientos y el dinero no ya de los catalanes, sino de todos los españoles? ¿Para qué ha servido todo este despilfarro de energías y de recursos económicos?
¿Se acuerdan de un tal Ibarretxe? Sí, su propuesta muy similar a la de Mas, sin llegar a montar la que ha montado el catalán, fue su tumba política, como lo va a ser ahora la del President. Los de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) llevan dos años frotándose las manos al ver el batacazo que se va a dar CiU en las próximas elecciones autonómicas y por fin van a poder asaltar el poder en solitario. ¿Es de verdad eso lo que quieren los catalanes? Recordemos que el tripartido fue como Atila en la Administración catalana y mucha culpa de ello la tuvo ERC (qué poca memoria política hay en este país).
Pero volvamos a lo del jueguecito de la consulta que se inventó Mas. Desde que inició su propuesta se ha gastado, según varias fuentes, la nada despreciable cifra de 9 millones de euros. Dinero que hemos pagado todos los españoles, sí, todos los españoles, no sólo catalanes, porque el bueno del President no hace más que pedir dinero al Estado para sufragar su incontinente deuda.
Cuando subió al poder, Gonzalo Castillero, un compañero periodista, publicó un artículo que titulaba ‘Mas manos tijeras’ por la que estaba liando en Cataluña con los recortes (por cierto que eso supuso la retirada de la campaña publicitaria de la Generalitat a ese medio). Pero eso parece que no le importa a nadie. Que haya menos atención a los más desfavorecidos, menos becas, menos ayudas sociales, peor sanidad, peores infraestructuras, es irrelevante frente al sentimiento catalán. Si a eso le unimos los casos de corrupción –¿alguien se cree que Artur Mas no sabía nada de los negocios de los Pujol- y el enfrentamiento social, sólo nos queda señalar que Artur Mas ha sido la peor plaga en España en lo que va del siglo XXI.
¿Qué tiene que ocultar Artur Mas?¿Para qué ha servido todo esto?¿Por qué la sociedad catalana se deja engañar una y otra vez? Son preguntas que con el tiempo alguien tendrá que responder.
About José Luis García
Periodista con más de 25 años de experiencia, especializado en información local, inmigración, sanitaria y deportiva.