Todos estos años hemos sido testigos del eterno debate por la concepción del fútbol centralizado en la rivalidad Real Madrid-Barcelona. Dos estilos con identidad y totalmente válidos que buscan el mismo fin: la victoria. Separados solamente por una cuestión de estética. Como se tratara de filosofía, dos corrientes encarnizadas que desde Argentina en los 80 crearon dos banderas del fútbol bautizadas como ‘menottistas’ y ‘bilardistas’.En España su versión podría ser ‘la masía del espetec’ contra ‘la central lecchera’.
Ahora, la final del Mundial se presenta una gran disyuntiva entre sus polemistas. También despierta mucho morbo por ver la postura de los defensores de una y otra causa. No sé si se habrá dado en esas tertulias futboleras de gritos que se dan en televisión, pero en las radiofónicas, más civilizadas no la escuché. Sería un buen examen de criterio. De ver si son consecuentes con las ideas que defienden. Por su dogma de juego, Alemania vendría a ser el Barcelona y Argentina el Real Madrid. Toque contra especulación. No veo ahora a un encendido defensor de ‘la masa espectec’ apoyando la causa teutona. La presencia de Messi y Mascherano, con la albiceleste y la de Khedira, Kroos, inminente jugador merengue o de Ózil, con pasado blanco, nublaran sus conciencias. Ya se sacarían un as de la manga para fundamentar su tesis. Sin son consecuentes tendrían que ir con Alemania. En caso contrario, quedarían retratados. En el otro lado, se subirán al carro del caballo ganador, que está marcando la moda en el juego, a la vez que fundamentarán sus preferencias por los personajes afines que visten la camiseta de la ‘Mannschaff’ y sus fobias por los que van de albiceleste. Lamentablemente, el fútbol se mueve por amores y odios. Y eso se traslada la fauna periodística que en la presente década se dedica más a enarbolar la bandera de sus colores que de informar. Buscan ser personajes en el circo del balón olvidándose que su papel es ser un intermediador entre el deportista y la audencia.
Ya hubo otro duelo que despertó morbo por el Argentina-Suiza. La Guardia Vaticana no pudo gastarle bromas a su jefe. Ahora se presenta otro mayor. Alemania-Argentina, dos maneras de entender el fútbol. Cada una, basada en sus propios mandamientos. Toda una cuestión de fe. Una final en los altares. Que se lo digan al Papa Francisco o a Joseph Ratzinger, papá emérito. Los correligionarios de unos y otros se encomendarán a ellos para pedirles ayuda divina en Maracaná. Alemania, aparte de ‘la central lechera’ contarán con otro apoyo para su causa: el pueblo brasileño. Ver a Messi levantando la Copa del Mundo en Maracaná sería muy doloroso para ellos. Cuestión de otra rivalidad histórica.
About Francisco J. Molina Quirós
Desde 1988 ligado al periodismo deportivo, pero me encanta escribir sobre lo que me rodea.