San Lorenzo no repartió estampitas del Papa en el inicio del partido. Los cuervos apostaron por el antifútbol. En su ideario, pérdida de tiempo, protestas continuas por todo lo que se terciara e intimidación al rival por activa y por pasiva. La consigna era que el Real Madrid no se sintiera cómodo sobre el césped, cortarle el ritmo. Rácana y deplorable la actitud de un equipo vestido de azulgrana. Una táctica antidiluviana. Desde el minuto 1 sacó la bandera blanca en espera de que sonara la flauta o de que se produjera un milagro por las buenas. Sin intención de merecerlo. Tiraron el partido desde la caseta. Desde la pizarra.
El Madrid no se asociaba en la medular ni lograba sintonizar con la BBC. Ni en estático ni al contragolpe. Isco trataba de dar profundidad al juego ofensivo blanco, y solo Benzema, en un par de intentonas, puso en aprietos al marco de Torrico. Espesura merengue. El partido estaba donde quería San Lorenzo de Almagro.
Los blancos tuvieron que tirar de estrategia para espantar a los cuervos. Para que se diera la fumata blanca en Marrakech. A diez minutos del descanso. Torrico envió a córner un lanzamiento de Bale. Kross ejecutó con maestría desde la esquina y el madridismo volvió a repetir una imagen cotidiana en las finales. Del cielo emergió nuevamente la cabeza divina de Sergio Ramos. Como en Lisboa. Otra vez en Marrakech. Como en la semifinal ante el Cruz Azul. El central marcaba otro gol decisivo. El de Camas se está especializando en ello. A estos tres goles hay que sumar su doblete en la vuelta de las semifinales de la Champions en Múnich.
El gol dio tranquilidad a los blancos y sin capacidad de reacción a los azulgranas. Quedaba una hora de partido y los argentinos deambularon por el campo sin alma. Entregados. Sin ambición. Patéticos. El Madrid empezó a jugar a favor de obra y comenzó su sobeteo de balón, pero sin traducirse en goles.
Pese a que San Lorenzo no inquietaba ni se acercaba a los dominios de Casillas, el 1-0 dejaba abierto el partido. Los cuervos seguían fiándolo a una jugada aislada, a un golpe de suerte, pero complicado conseguirlo sin pisar el área merengue. Su castillo en el aire se fue al limbo en el minuto 50. Bale dispara centrado y flojo, pero las manos de Torrico fueron de mantequilla. El Madrid ponía el 2-0 en el marcador. El Mundialito era blanco. Benzema pudo engordar el marcador en un par de acciones y Bale estrelló un centro chut en el travesaño. Cristiano Ronaldo buscó desesperadamente su golito, pero no vio puerta en Marruecos. El partido acabó. El Mundialito se fue a Madrid. Cuarto título en 2014 para los de Ancelotti.
REAL MADRID: Casillas; Carvajal (Arbeloa, 73′), Pepe, Ramos (Varane,.89′), Marcelo (Coentrao.44′); Kroos, James, Isco; Bale, Benzema y Cristiano Ronaldo.
SAN LORENZO DE ALMAGRO: Torrico, Buffarini, Yepes (Cetto.61′), Kannemann, Mas; Mercier, Ortigoza, Kalinski; Barrientos, Verón (Romagnoli 57)’ y Cauteruccio (Matos 68′).
GOLES: 1-0. Minuto 36. Sergio Ramos. 2 – 0. Minuto 50. Bale.
ÁRBITRO: Walter López (Guatemala). Amonestó a Ortigoza (12’), Barrientos (17’), Buffarini (55’) y Kannemann (.85’) por San Lorenzo y a Sergio Ramos (22’) y Carvajal (30’) en el Real Madrid.
ESTADIO: Gran Estadio de Marrakech.
About Francisco J. Molina Quirós
Desde 1988 ligado al periodismo deportivo, pero me encanta escribir sobre lo que me rodea.