23 de abril. Día Internacional del Libro. Una jornada para apartar a los más jóvenes de la Wii, la X Box, el Mp5 y concienciarles de la magia que se condensa en un libro. Hay tiempo para todo. Esa es la lectura que hay que hacerles. Una cosa no quita a la otra. No es una alternativa aburrida al ocio. Es cuestión de sintonizar. Sentirse atrapado por su trama. Sentir curiosidad de lo que acontecerá en la siguiente página. Los de nuestra generación, según se mire, tuvimos la suerte de que en nuestra infancia no llegó la revolución tecnológica. Y fuimos la mar de felices. Sin consolas, móviles o tablets. ¡Qué sensaciones al oler las hojas de uno nuevo! ¡Cuántas horas invertidas en descubrir historias, personajes! Muchos nos acompañaron y son parte de nuestra existencia.
Un libro fue un buen refugio para dar rienda a nuestra imaginación. Un buen amigo que conservamos. Que lo tenemos cerca. En esa estantería. Que cualquier día podemos retomar esa amistad, que hemos tenido olvidada tras haber ampliado nuestro círculo. En su momento. leyendo los relatos de Julio Verne, Alejandro Dumas, las aventuras de Dick Turpin o la de Los Cinco o La Familia Hollister no nos sentimos solos. Esa afición tan temprana resultó ser el granero para el futuro hobby por la lectura.
Ahora son otros tiempos. En nuestro país se editan cada vez más títulos, pero hay menos lectores. Solo un 28 por ciento se considera así, por un 49 que se identifica por la lectura diaria de un periódico o revista. El volumen del negocio del libro para 2014 se ha tasado en 18,4 millones por los editores que confían en vender 1,4 millones de euros. En este mundo conviven los autores de éxito con los noveles. También las ediciones de series televisivas. Por otro lado, el boom de la auto edición es otra realidad y aire fresco en este sector. Noveles escritores que dejan en pequeñas librerías en depósito sus ‘operas primas’. El problema que se encuentran es la distribución. En las grandes superficies no pueden llegar. Eso es territorio de las distribuidoras. Los editores luchan por una rebaja en el IVA. El del 4 por ciento en los libros se va a mantener, pero se busca reducir el 21 por ciento del electrónico. Los autores se llevan la menor parte de la porción del pastel. Pero el enemigo a batir es la piratería. Hay que concienciar a la sociedad los derechos de autor y que hay que poner freno a la ‘cultura del todo gratis’. Detrás de un libro hay un trabajo, una vocación. Un respeto.
En Cataluña hoy se intercambian rosas y libros. En Madrid se celebrará ‘La IX edición de La Noche del Libro’. Hasta 600 actividades se han programado. 530 escritores, 200 librerías y 213 bibliotecas públicas permanecerán abiertas hasta la media noche. En el Círculo de Bellas Artes se leerá El Quijote, cuya primeras líneas serán leídas por Elena Poniatowska, que por la mañana recibió el Premio Cervantes. La mexicana, a sus 81 años, se convirtió en la cuarta mujer en ganarlo de las 38 ediciones que lleva instaurado. También tendrá cabida la lectura de ‘Los cien años de soledad’, en claro homenaje a Gabriel García Márquez.
En la Plaza del Callao se convertirá en el centro neurálgico del Día del Libro en Madrid. El escritor británico Salman Rushdie, y el francés, Jean Cristophe Rufin serán los reclamos. Una jornada en la que se hará ‘el bookcrossing’. No es un deporte. Es dejar libros en lugares públicos para que los recojan otros lectores, y que haciendo un efecto cadena o dominó, los depositará posteriormente en otros centros culturales o museos repartidos por la capital. Una buena oportunidad para recordar que un libro es y será siempre un buen amigo.
About Francisco J. Molina Quirós
Desde 1988 ligado al periodismo deportivo, pero me encanta escribir sobre lo que me rodea.