Un año sin Luis Aragonés

Luis apuntes

Luis Aragonés tomando notas

Han pasado 365 días. Muy rápido ha pasado el tiempo. Seguro que hubiera disfrutado y celebrado los éxitos y triunfos del Atlético en 2014. La Liga, la Supercopa de España. Y habría que haber visto su reacción con el gol de Sergio Ramos en la final de Lisboa. Luis Aragonés, símbolo rojiblanco y padre de ‘La Roja’ nos dejó hace un año.

Tuve la suerte de tratarle. En su vuelta al banquillo del Atlético tras su movida salida con Jesús Gil, cuatro años antes. Fueron dos temporadas y media. Uno aprendió un montón de fútbol con él. Día a día. Eso sí, tan pronto no te saludaba como horas después era un tipo encantador y cercano. Siempre recordaré su estampa caminando de traje con sus pies arqueados y con su eterna carpeta. Barba de tres días y colocándose constantemente las gafas.

Uno aguarda con expectación sus entrenamientos. Los más completos que he visto. Luis preparaba todos los conceptos: físico, técnico, táctico, estrategia  y psicológico. Solía ser una hora y media intensa de trabajo. Y con la misma expectación se esperaban sus convocatorias en la sala de Prensa o los corillos que se montaban a la salida del vestuario cuando salía después del entrenamiento. Aunque no le tocase hablar siempre departía unos minutos improvisados. Y qué decir si ese día había aperitivo y nos íbamos de cañas. Allí, en la barra del bar te daba clases. Aprendías el otro fútbol, su código, sus artimañas, anécdotas que nos enriquecían a todos. Algo impensable en los días de hoy. Compartir unos minutos de manera distendida con un técnico y jugador… y mucho más en un bar.

En ‘Tres décadas en rojiblanco’  recopilo varias historias con Luis Aragonés.  Os cuelgo una titulada ‘Convencemos a Luis de cañas para juntarle con Floro’.

Mayo de 1992. Luis Aragonés nos marcó a Óscar Sanz, José Félix Díaz y un servidor, su territorio en su vuelta al Manzanares en 1991. Pese a su buena relación con Alberto Polo o Manolo Esteban, nada de entrevistas personalizadas. Al parecer, no le gustó un comentario escuchado en su visita a la redacción de MARCA, días después de haberse oficializado su contratación. El encuentro fue en el emblemático edificio de la calle Recoletos. Al técnico le escoció una frase. “Lo que vende es el Real Madrid”, aseguró él que le dijeron. Ese comentario le hirió en su orgullo y en teoría debía pasarnos factura a los que diariamente debíamos convivir con él en nuestro cometido de llevar la información del Atlético.

Para nada. Luis mantuvo un trato normal con los tres. Eso sí, nada de peticiones para hablar a solas con él. Hubo momentos en que tuvimos que soportar sus críticas sobre la línea editorial del periódico, pero en el día a día y en el cuerpo a cuerpo, hubo momentos de acercamiento en donde aprendimos muchísimo con sus chascarrillos y anécdotas. Luis destilaba fútbol. Siempre. Incluso se dio la posibilidad de ir de cañas con él de manera distendida. Primero, en el emblemático ‘Marcial’. Un bar sito en Virgen del Puerto, cerca del Vicente Calderón. Allí, con compañeros de otros medios de comunicación, tuvimos la oportunidad de descubrir al genuino Luis Aragonés. Anécdotas, pensamientos, debates. Todo un privilegio para una camada de profesionales que empezábamos en esto.

En una ocasión, cambiamos ‘El Marcial’ por otro establecimiento enfrente del Colegio Amorós. El Atlético eligió estas instalaciones para que la plantilla se ejercitase para preservar el césped del Calderón. Era la semana de un derbi. José Félix Díaz y un servidor recibimos el día antes la difícil misión de tratar de convencer a Luis Aragonés para reunirle con Benito Floro en una cafetería cerca del Santiago Bernabéu. El técnico entonces del Real Madrid había dado el O.K. En el periódico estaban a la espera de la fumata blanca. Alberto Polo y Roberto Palomar fueron los encargados de hacer el reportaje.

Pero antes había que lograr el consentimiento del entrenador rojiblanco. José Félix y un servidor entramos en el establecimiento cercano al Colegio Amorós. Un lugar pequeño, pero con el encanto del típico bar de barrio. Lo cierto es que asumimos que la empresa era imposible, pero no teníamos nada que perder. No ideamos una estrategia. Preferimos dejarnos llevar por la improvisación.

Una vez dentro vimos en la barra a Luis, acompañado de Emilio Mauri, técnico que hacía los informes de los rivales, consumiendo unas cervezas. Nos unimos a ellos y entablamos una conversación que versó en un primer momento sobre la sesión preparatoria que se había llevado a cabo unas horas antes. Estaba claro que no podíamos soltar a las primeras de cambio nuestras intenciones, por lo que la ronda de cañas debía prolongarse. Así fue. Pasamos a abordar otras cuestiones: el subcampeonato que se estaban disputando Madrid y Atlético, estado de forma de varios integrantes del plantel rojiblanco, visión del estado de forma de los madridistas.

El tiempo pasaba, pero nadie estaba por la labor de acabar con la tertulia. Era algo que nos daba esperanzas. Poco a poco fuimos llevando el asunto a nuestro terreno. Había llegado la hora de la verdad. Le planteamos a Luis la posibilidad de reunirle con Floro. Le comentamos que el técnico manchego estaba encantando de poder hablar de fútbol con un colega al que admiraba. Luis nos empezó a recordar su desencuentro con el periódico. Le aseguramos que el encuentro no sería en la redacción ni habría ningún jefazo. Le insistimos en que Alberto Polo, con el que tenía una buena relación, estaría allí presente. Nos recordó que él no hacía nada especial con el diario. Que le escocieron aquellas palabras de que “lo que vende es el Real Madrid”. Le recordamos que el Atlético se estaba jugando el subcampeonato liguero con su eterno rival, que todo el mundo estaba pendiente de aquel partidazo, que un derbi madrileño siempre era atractivo y que nuestra intención no era buscar ninguna polémica al partido.

Luis escuchaba nuestros argumentos. Ya no nos interrumpía. Parecía que se lo estaba pensando. Por fin, de sus labios salió el esperado sí. Rápidamente le preguntamos al dueño del bar donde estaba el teléfono. Llamamos a la redacción y dimos la buena nueva. Unas horas después, Luis y Floro se reunieron en una cafetería cercana al Bernabéu con nuestros dos compañeros. Misión cumplida.

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About Francisco J. Molina Quirós

Desde 1988 ligado al periodismo deportivo, pero me encanta escribir sobre lo que me rodea.

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