Pudo ser el último partido de Pedro como azulgrana. Y el tinerfeño lo hizo por la puerta grande. Pese a ser suplente. Una vez más le tocó ser talismán. A cinco minutos del final de la prórroga, dio la Supercopa de Europa. 5-4 frente al Sevilla. Cuarto título. A dos del sextete. Pudo ser su último acto de servicio a la causa azulgrana. Pedro llevó al Barça al éxtasis, pero también al tormento. Menudo incendio se va a montar si finalmente se marcha al Manchester United. Todo hace indicar que así será.
Pedro fue el gran protagonista, Para empezar, Robert Fernández, secretario técnico azulgrana, filtró a TV3 antes de la final que el jugador le había pedido irse. Luego, el delantero lo negó. Puede que no le gustase que se dijese antes del decisivo partido. Su enfado se evidenció en un momento de la la celebración del título con él al margen del jolgorio. A buen seguro que su enfado se le sumó su ausencia en el once titular como sustituto de Neymar. Luis Enrique lo justificó al precisar que el tinerfeño arrastraba unas molestias en los adductores, algo que no quedó nada claro, pues Pedro precisó que se esperaba haber sido titular.
El Barça fue mejor en la primera hora de juego. Pese al susto tempranero con el gol de Banega supo reaccionar y dar la vuelta al marcador. Con dos chispazos del de siempre. De Messi, por supuesto. El argentino ha empezado como un tiro la temporada. Esta vez no fueron con filigranas, recortes, eslalon ni con jugadas de Play Station. A balón parado. Puede que Beto, meta sevillista, fallase en su colocación en el segundo, pero Messi demostró que está por encima del resto, aunque en Argentina no puedan presumir de ello.
El Barça jugó al gato y al ratón con el Sevilla. Con el balón en su poder no había color. Enseguida llegaba al área hispalense donde Beto transmitía una inseguridad permanente. Parecía coser y cantar para los azulgranas, pues el Sevilla, apático, desdibujado, superado y entregado apenas ofreció resistencia. Su centro del campo estaba desaparecido en combate y la defensa hacía aguas. Antes del descanso, Rafinha colocó el 3-1.
El Barça se paseaba en Tiflis. Luis Suárez puso el 4-1 en el minuto 52. Se mascaba la goleada. Con todo perdido, el Sevilla apeló al orgullo. Dio un paso al frente. Cambio de actitud. La desidia se sustituyó por el compromiso. Reyes subió el 4-2 cinco minutos después. Los hispalenses se vinieron arriba y quemaron sus naves. Borraron del campo al imperial Barça. Gameiro, de penalti, estrechó el marcador a 18 minutos del final, A Luis Enrique le entró el canguelo y quitó a Rafinha por Bartra. Al central le hizo trizas Inmobile en la jugada del 4-4 de Konoplyanka. Quedaban ocho minutos y el Barça estaba tocado. El partido empezaba de nuevo.
Una situación parecida a la vivida el 16 de mayo de 2001 cuando el Alavés en la final de la Copa de la UEFA igualó a cuatro ante el Liverpool tras ir perdiendo 4-1. Luego, los reds alzaron el trofeo en la prórroga con un gol de oro. Como dorado fue el tanto de Pedro en el tiempo extra en Tiflis. Un gol que huele a despedida.
BARCELONA: Ter Stegen; Alves, Piqué, Mascherano (Pedro, 83), Mathieu, Sergio Busquets, Rakitic, Iniesta (Sergio Roberto, 62), Rafinha (Bartra, 78’), Luis Suárez y Messi.
SEVILLA: Beto; Tremoulinas, Rami, Krychowiak, Coke; Banega, Krohn-Deli, Iborra (Mariano 81,), Reyes (Konoplyanka 67’); Vitoli y Gameiro (Inmobile 81’).
GOLES: 0-1. Minuto 3. Banega. 1-1, Minuto 6. Messi. 2-1 Minuto 15 Messi. 3-1, Minuto 42′) Rafinha. 4-1, Minuto 52. Luis Suárez. 4-2. Minuto 57′. Reyes. 4-3. Minuto 72. Gameiro, de penalti. 4-4. Minuto. 82. Konoplyanka. 5-4. Minuto 115. Pedro.
ÁRBITRO: Collum (Escocia). Amonestó a Krychowiak y Coke por el Sevilla y a Mathieu y Pedro por el Barcelona.
INCIDENCIAS: Final de la Supercopa de Europa disputada en el Estadio Boris Paichadze de Tiflis. 54.000 espectadores.
About Francisco J. Molina Quirós
Desde 1988 ligado al periodismo deportivo, pero me encanta escribir sobre lo que me rodea.