La fiesta va por barrios. En la calle Génova y en la de Ferraz se frotan las manos tras los resultados de la primera encuesta realizada por el CIS de cara a la estimación del voto de cara a las próximas Elecciones Generales. Unos y otros se ven ganadores.
El partido de la gaviota ha visto un repunte tras su cambio de logo y renovación en su cúpula y contaría con un 28,2% de apoyo electoral por un 24,9% para el PSOE, un 15,7 para Podemos y un 11,1% para Ciudadanos. La formación liderada por Rajoy ha aumentado su diferencia con la de Pedro Sánchez, que en el anterior barómetro del CIS se colocó a 2,3 puntos de diferencia, por lo que en tres meses la distancia entre ambos partidos es de 3,3 puntos. Una ventaja que viene de maravilla al PP de cara a su propaganda electoralista. En su discurso se seguirá martilleando con la salida de la crisis, la creación de empleo, pero eso sí, sin admitir su progresiva y preocupante precariedad, aunque aquí cuentan con el guiño de unos sindicaros que cada vez pintan menos y que se han olvidado de defender los derechos de los trabajadores.
El PP ganaría hipotéticamente las elecciones, pero no sería suficiente para obtener la mayoría absoluta (con 176 lo lograrían). pues a día de hoy impensable que alcancen los 186 escaños actuales e insuficientes en un futurible pacto con Ciudadanos. Una victoria, estrictamente moral. La fiesta, por tanto, se traslada a Ferraz, donde celebran que sean la primera formación en intención de voto directo (17,3 por 16 con respecto al PP, 12,6 con Podemos y 7,7 con Ciudadanos). En Ferraz se ven en La Moncloa, eso sí, con la suma de votos con Podemos. Un 21,1 por ciento ve con buenos ojos esta coalición. Mientras, un 10,3 se decanta por la de PP y Ciudadanos.
Si, el bipartidismo resiste, pero que no se equivoquen, PP y PSOE ya no gobernarán en solitario sin que les llegue una ayudita externa. El último empujón a no ser que en los próximos meses convenzan a los indecisos o roben votos a sus formaciones afines. Por mucho que pregonen que es cosa de dos ambos necesitan como el comer a Ciudadanos y Podemos. Las emergentes formaciones políticas son sus vasos comunicantes. Los que les llevarán al poder.
El desplome del partido liderado por Pablo Iglesias es preocupante. A primeros de año había dado jaque mate al de Pedro Sánchez y se colocaba en segunda posición en intención de voto y claramente como la alternativa al PP. Meses después ha resucitado al PSOE. Podemos ha perdido 8 puntos desde el CIS de enero. Ha pasado del 23,9 por ciento al 15,7. El apoyo que perdido Podemos es básicamente el terreno que ha recuperado el PSOE. Mientras, Ciudadanos ha retrocedido tres puntos. Tras el subidón de la formación de Albert Rivera que pasó del 3,1 al 13,8 por ciento se ha colocado ahora en el 11,1. O sea, ha perdido 2,9 de apoyo.
Nos esperan semanas de fluctuaciones hasta diciembre. Nos van a bombardear con encuestas. Cadenas televisivas, de radio y periódicos ya se han puesto en la lanzadera. Un excepcional termómetro para ver como cojeamos y por donde respiramos. Un doble juego. El de que Rajoy o Sánchez lleguen a La Moncloa. Uno de ellos lo hará, pero de rebote. Con el apoyo de Rivera o Iglesias. Sus vasos comunicantes.