Una nueva demostración de indiferencia. Una nueva demostración de torpeza. Una nueva demostración que van a lo suyo y que continúan viviendo de espaldas a la realidad. Con la que está cayendo. Con el goteo constante de casos de corrupción. Javier Lacalle, alcalde de Burgos, del PP, se ha empecinado en remodelar la Plaza de Toros de la capital burgalesa. La minuta es de 5,6 millones de euros. Todo un insulto a los ciudadanos. Una tropelía. Remodelar un espacio que se abre unos días al año.
¿Se imaginan lo que se podría hacer con 5,6 millones de euros? Ayudas sociales, incentivar el empleo, mejoras sanitarias, educativas… El PP sigue luciéndose. Remodelando una plaza de todos pretende recuperar su crédito ante la deserción masiva de sus votantes. Apañada va la formación de la gaviota.
De nuevo, Burgos se ha puesto en pie de guerra. De nuevo, ha dicho basta ya. Y se ha lanzado a la calle para protestar. Cierto es que se ha visto acompañada la protesta en esta ocasión con actos vandálicos. Agresión a un policía, destrozos en el mobiliario urbano y rotura de cristales en entidades bancarias. Denunciables. La palabra es la fuerza. No la violencia. Pero también es cierto que hay que entender el grado de frustración, de decepción e impotencia de una ciudadanía que está hastiada, cansada y ninguneada por la actitud de unos gobernantes que viven ajenos a la realidad, que están protagonizando escándalos de corrupción de todos los colores, que no sintonizan con las expectativas de una sociedad que se ve desamparada y que solo tiene el derecho de mostrar su parecer cada cuatro años a través del voto.
Cierto es que con la que está cayendo, cifras galopantes de paro, precariedad en el trabajo, casos de corrupción día sí día no, recortes de todo tipo, la ciudadanía no se eche permanentemente a la calle para protestar y mostrar su alto grado de disconformidad y rechazo una clase política caduca que solo se apoya en palabras vacías, en forma de promesas que se las lleva el viento, y no responde con medidas y hechos que es lo que se demanda el pueblo llano.
Burgos ha vuelto a ponerse guerrillera. Comunera. Castilla vuelve a coger el testigo de revueltas. Si en el siglo XVI, Bravo, Padilla y Maldonado tomaron la bandera para luchar contra Carlos V por la presión fiscal impuesta contra el monarca, entre otras cosas, el relevo lo han tomado ahora los burgaleses. Hartos de los trapicheos de su alcalde con las obras. En enero pasado, el barrio de Gamonal se sublevó a la vieja usanza medieval contra el alcalde de la ciudad. La intención de gastarse 8,5 millones en la construcción de un bulevar en la calle Vitoria, una de las vías más importantes de la ciudad, encendió los ánimos de una gran parte de la población burgalesa. Asambleas vecinales, manifestaciones, disturbios que tuvieron un efecto y lograron aplacar las ansias urbanísticas del edil. Meses después, este personaje vuelve a la carga con su idea de la remodelación de la Plaza de Toros. ¡Qué manía tienen los políticos con las obras! Más que urbanísticas las sociales son las que hacen falta. Confiemos en que desde Gamonal la fuerza de su lucha sea a base de la palabra y no la violencia.
About Francisco J. Molina Quirós
Desde 1988 ligado al periodismo deportivo, pero me encanta escribir sobre lo que me rodea.