Viendo el otro día un programa de televisión en el canal Discovery Max, sobre las “ayudas” que habían recibido los astronautas de la NASA para su llegada a la Luna, me pareció muy interesante lo que esbozaba y que corrió como la pólvora hace unos tres años pero que de repente a desaparecido de los medios de comunicación.
En el programa ‘Alienígenas: caso abierto’ -por cierto un formato de programa norteamericano nefasto, cansino, amarillista y repetitivo hasta la saciedad- por lo menos se apuntaba esta idea: La Nasa ya sabía desde hace tiempo que existen los ovnis y querían llegar a toda costa a la Luna para entrar en contacto con posibles extraterrestres. De ahí la urgencia de John F. Kennedy de llegar a satélite de la Tierra antes que los soviéticos.
Lo cierto es que en abril de 2011 y ante una gran expectación mundial, el FBI hacía públicos los archivos de ‘The vault’ (la cripta), un compendio de dos mil documentos, la mayoría secretos durante décadas, sobre presencia extraterrestre, fenómenos inexplicables y sucesos paranormales, pero no afirmaba, ni desmentía, nada con rotundidad. Además, muchos de los documentos estaban censurados, pero lo que sí admitían son los avistamientos de los astronautas de ovnis, o ‘Santa Claus’, como decían en clave.
Seguramente uno de los astronautas más controvertidos sea Edgar Mitchell, que participó en la misión espacial a la Luna del Apolo 14 en 1971, quien ha asegurado en numerosas ocasiones que los alienígenas existen y que el Gobierno estadounidense oculta naves no identificadas.
Mitchell, el sexto hombre que pisó la luna, afirmó en una intervención en la ‘Conferencia X’, dedicada a la vida extraterrestre, que intentó investigar el ‘Incidente Roswell’, un supuesto choque de una nave extraterrestre en la localidad estadounidense del mismo nombre (Nuevo México), en julio de 1947, pero que sus averiguaciones habían sido «frustradas por las autoridades militares.
Otro de los astronautas más famosos es Edwin Aldrin, integrante de la misión Apolo 11, que llevó al humano por primera vez a la Luna, y quien ha declarado que “hubo algo allá afuera lo suficientemente cerca como para ser observado y… ¿qué podría ser?”. Ahí deja la incógnita.
Pero a lo largo de la historia son muchos los testimonios de astronautas de otras misiones, no sólo de las Apolo, sino anteriores como la Géminis o Mercury, o posteriores, como los transbordadores Dyscovery e incluso cosmonautas soviéticos y rusos que han afirmado que en sus viajes por las estrellas han estado siempre acompañados por objetos no terrestres.
Es el caso del Senador, coronel , político y primer astronauta americano John Glenn, que declaró muchos años después de su experiencia espacial que «ciertos informes sobre los OVNI son justificados.» Al igual que dijo Scott Carpenter, integrante en el programa Mercury y que afirmó que «en ningún momento, durante su estancia en el espacio, los astronautas se encontraban solos: estaban vigilados permanentemente por los OVNI.»
Pero en la otra parte, aunque hay menos testimonios por la rigidez del KGB, se conocen unas transcripciones contrastadas de los cosmonautas Vladimir Kovalyonok y Alexander Ivanchenkov que vieron un OVNI durante su misión Soyouz 29 en junio de 1978 y que decían: «El objeto se desplaza a 20-30 grados, pasa por debajo de nuestra nave. Se parece a una pelota, aumenta de tamaño cada vez más. Es naranja oscuro, se acerca demasiado a nosotros.»
Pero seguramente el más categórico de todos los cosmonautas soviéticos fue, Georgiy M. Grechko, que participó en varias misiones Soyuz y Salyut, que afirmó que “si tuviera libertad para contar lo que vi en el espacio, el mundo quedaría estupefacto.»
Lo cierto es que desde 1972 el hombre no ha vuelto a pisar la Luna y ahora Estados Unidos quiere retomar la senda de los viajes tripulados, ¿será porque parece que en los próximos años está prevista una expedición china y no quieren que conozcan lo que hay allí?
About José Luis García
Periodista con más de 25 años de experiencia, especializado en información local, inmigración, sanitaria y deportiva.