Las tres prostituciones del periodista, por José Luis García Jiménez

CDN-redaccióEl próximo 3 de mayo se celebra el Día Mundial de Prensa -mira que bonito y yo sin enterarme– por lo que la Federación de Asociaciones de Periodistas (Fape) ha instado a terminar con la aplicación de «normas penales desproporcionadas» contra los periodistas que informan sobre actividades supuestamente ilícitas de determinadas autoridades públicas. Además de esta petición, la Fape ha criticado las negativas de los gobernantes a asumir públicamente explicaciones ante los ciudadanos, «practicada reiteradamente con la convocatoria de ruedas de prensa sin derecho a preguntas”.

Hasta aquí todo correcto. En una Democracia estable y consolidada el papel de la prensa es fundamental, sobre todo si tiene independencia y tiene asegurado el sustento.

Entremos en materia. En los últimos cinco año se han destruido más de 12.000 puestos de trabajo en el sector, uno de los mayores de toda España, con el consiguiente drama familiar que conlleva, más, si como suele ocurrir en muchas familias, tanto el hombre como la mujer se dedican a este noble arte de informar –los verdaderos periodistas no tenemos vida social por los dantescos horarios que cumplimos, por lo que es muy habitual que haya matrimonios entre ellos, no nos da tiempo a relacionarnos con otras personas.

El hecho es que la información se está centrando en grandes grupos de comunicación donde, por desgracia, prima más la influencia política que el afán por informar a la sociedad y mantener un control estricto de los poderes públicos y privados. Cierto es que nadie se alarmará de que ideológicamente un medio de comunicación sea más afín a unas ideas que a otras, pero siempre debe primar la información sobre la opinión y en España es tan descarada la orientación que muchas veces nos hace sonrojarnos por defender lo que es indefendible.

Aquí es donde aparece el profesional, bueno el que queda, porque los propietarios de los medios han descubierto que la forma de ahorrar en sus negocios es echar al profesional con experiencia y hacer contratos en prácticas o basura a los recién licenciados. Primer gran problema de la profesión, las redacciones se están quedando vacías de referentes y lo que se publica y sobre todos se dice en la radio o se emite en televisión, ni se contrasta ni preocupa las repercusiones que pueda tener. Nos hemos convertido en meros obreros que manufacturamos la información para hacerla llegar al cliente, sin ninguna profesionalidad y a las órdenes de la cúpula, no vayamos a molestar.

Sólo sobrevive el grupo de adláteres, contertulios y demás personajillos que pululan por las radios y televisiones -siempre los mismos- que no se jactan de decir burradas e insolencias sin ninguna responsabilidad para contentar a quien le paga. Primera prostitución.

Pero es que en los medios más pequeños, que todavía quedan algunos, al periodista se le hace de todo, desde no formalizarle un contrato, pagarle en negro, contratarle en condiciones leoninas a tiempo parcial, bajarle la categoría profesional -yo conozco a muchos ayudantes de Redacción que llevan más de 20 años en la profesión- o simplemente no pagarle –cuántos estamos pendientes del Fogasa. Y lo triste es que tenemos que comer, y que aceptamos cualquier cosa con tal de llevar unos pocos euros a casa. Segunda prostitución.

Además nuestro trabajo, por todo lo indicado anteriormente, no se valora. ¿Para qué estudiar cinco años de carrera?¿para qué trabajar 18 horas al día? Si lo único que se valora es el ingreso económico, al comercial de turno, que cobra seis o siete veces más que tú y lo único que sabe de periodismo es que rellenamos los papeles o las horas de radio y televisión o las páginas web. Sí, rellenamos, porque es que ni se lo leen, ni escuchan, les da igual, nuestro trabajo les parece muy sencillo y como a los jefes les ocurre lo mismo no paran de contratar a gente, que no dudo que esté preparada, pero que no son periodistas, son otra cosa, y nosotros a tragar. Tercera prostitución.

Por todo ello me parece muy bonito lo del Día Mundial de la Prensa y que las organizaciones profesionales saquen comunicados deontológicos, pero lo primero que hay que hacer es respetar la profesión de periodista, con un salario digno, porque sin nosotros no hay Democracia y para lo que servimos es para que nos manipulen y manipulemos a la sociedad.

Por desgracia yo tengo vocación de periodista desde pequeñito y nadie me la va a quitar, pero reniego de la mayoría de la profesión y de los medios que hay ahora en España.

About José Luis García

Periodista con más de 25 años de experiencia, especializado en información local, inmigración, sanitaria y deportiva.

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