Chile nos manda a casa. En uno de los templos del fútbol. Sin nada que objetar. La campeona del Mundo deja huérfana la competición a las primeras de cambio. Estaba cantado que la era más gloriosa del fútbol español finalizaría en tierra de la ‘canarinha’, pero es muy fuerte que lo esté en la segunda jornada. Fracaso. Fin de ciclo. Dos partidos, dos derrotas. Dos partidos, dos decepciones. Dos partidos, dos batacazos. Dos partidos, dos humillaciones. Dos partidos, siete goles en contra y solo uno, y de penalti, a favor. Sin capacidad de reacción. Sin cabeza. Sin piernas. Sin ideas. Sin compromiso. Sin dejar sensación de equipo.
Del Bosque ya lo avisó hace varias semanas: “Los ojos de los jugadores después de haber ganado todo no son los mismos que cuando empezaron”, precisó el seleccionador, el cual, pese a ello, quiso premiar a la vieja guardia. Casillas, Xabi Alonso, Xavi, Iniesta, David Villa, Torres tomaron vuelo a Brasil. Quizás en los próximos días habrá un efecto cascada. Más de uno comunicará su renuncia a La Roja. Habrá que ver si el seleccionador pone su cargo a disposición de la RFEF. Una despedida con más pena que gloria. Los días de vino y rosas son ya pasado, pero los guardaremos en nuestra memoria toda la vida. Y los podremos revivir tirando de DVD. Han sido seis años maravillosos. Únicos. De éxtasis. Triunfantes.
En Maracaná se apagó la estrella de La Roja. Volvemos a ser mortales. Volvemos a tener los pies en la tierra. Todo tiene un principio y un final. Debemos saber perder. Pero eso no quita ser críticos. No se han hecho bien las cosas. Lo dejaremos para mañana. Nos toca empezar de cero. Tras la manita ante Holanda, toda la crítica especializada pidió cambios frente a Chile. Los hubo. Solo dos. Javi Martínez y Pedro. Piqué y Xavi fueron los sacrificados. No aportaron nada. Se vio pronto que no había ambición. Se vio pronto que no había ni fuelle ni chispa. Mientras Chile volaba, España levitaba. Salida blandita y acobardada de los nuestros. Los chilenos metieron intensidad desde el inicio. Mordían cada balón. Les iba la vida en ellos. Físicamente se les vio en mejor tono. Más comprometidos y metidos en el partido. España, con el balón en su poder, apenas daba sensación de peligro. El toque no llevaba a ningún lado. Solo un disparo de Xabi Alonso que repelió Bravo. Imprecisiones a borbotones. Pérdidas de balón continuas. En una de Xabi Alonso, contra chilena. Aránguiz centró a Vargas, que tras regatear a Casillas, adelantó a los sudamericanos. Era el minuto 19. A tres del descanso, la puntilla. Alexis golpeó una falta que fue rechazada con unos puñitos de Casillas. El balón le cayó a Aránguiz, al que los zagueros le dejaron controlar el balón y lo remató a la red salvando la estirada de Casillas. España se despedía del Mundial.
Las botas de los futbolistas de La Roja tenían plomo. No había fútbol y físico. En la segunda parte entró Koke. Se tuvo más el balón se buscó más la portería y llegaron las ocasiones. Diego Costa,, y sobre todo Sergio Busquets, que falló un gol que se cantó en Maracaná y que hubiera metido a la La Roja en el partido. Luego, Sergio Ramos y Cazorla lo intentaron desde lejos, pero Bravo se mostró segurísimo. Los chilenos no bajaron en su diapasón. Isla tuvo el 0-3. Si hubiesen apretado más, el marcador podría haber sido más abultado. Entró Torres por Diego Costa, pero España era una rémora en ataque. A Chile le salió un partido redondo. Se lo curró. Presionó de principio a fin. Su seleccionador lo planteó a la perfección. Baño táctico y físico de Chile. Por lo menos, en Brasil seguirá una Roja.
ESPAÑA: Casillas; Azpilicueta, Javi Martínez, Sergio Ramos, Jordi Alba; Sergio Busquets, Xabi Alonso (Koke 46’), Pedro (Cazorla 75’), Silva, Iniesta y Diego Costa (Torres 62’).
CHILE: Bravo; Jara, Medel, Silva; Mena, Marcelo Díaz, Aránguiz (Gutiérrez 62’), Isla, Vidal; Alexis y Vargas (Carmona 84’).
GOLES: 0-1. Minuto 19. Vargas. 0-2. Minuto 42. Aránguiz
ÁRBITRO: Mark Geiger (Estadounidense). Mostró amarilla a Vidal (26’) y Mena (60’).
INCIDENCIAS: Maracaná. 80.000 espectadores.
About Francisco J. Molina Quirós
Desde 1988 ligado al periodismo deportivo, pero me encanta escribir sobre lo que me rodea.