Brasil le puso mucho corazón, pero su fútbol está en las Antípodas. No se asociaban en ningún momento. Holanda, en su segunda aparición, hizo rl 0-2. Blind, tras un gran control con la izquierda, remachó con la derecha. Tras un despeje centradito de David Luiz, cuyo despeje de espaldas, fue más una asistencia. Era el minuto 17. El fantasma de una nueva goleada planeó en Brasilia. Pero Holanda echó el freno de mano. Se vio tan superior que no quiso hacerle una avería mayor a una selección brasileña decrépita. El numerito de Neymar saltando al césped vestido de corto en el calentamiento y luego sentado en el banquillo no tuvo el efecto deseado. Luego, el delantero salió en plena rueda de prensa de Felipao para darle un abrazo. Al chico le gusta más salir en las fotos que la música. Cargante. Su evacuación a su casa en helicóptero y su posterior vuelta ha sido toda una maniobra, una cortina de humo para desviar la atención. La CBF pudo haber convocado a Pelé, Zico o Ronaldo para la ocasión.
En la segunda parte, Brasil tuvo ocasiones, pero sus jugadores tienen plomo en las botas. Sin magia ni gol, una rémora. Un suplicio para la ‘canarinha’ que vio como Wijnaldum puso el 0-3 en el marcador. Menos mal que fue en el descuento. El Mundial no acabó aún para Brasil. Queda la final. La jugará. Irá con Alemania. A ningún brasileño se le pasa por la cabeza un ‘Maracanazo’ de Argentina.
About Francisco J. Molina Quirós
Desde 1988 ligado al periodismo deportivo, pero me encanta escribir sobre lo que me rodea.