La presentación de Rafa Benítez se movió en una primera parte en los parámetros establecidos y conocidos por todos. Mismo escenario, mismo maestro de ceremonias, que versionó un repetitivo discurso de buenas intenciones de bienvenida al nuevo técnico, con puesta de largo con la camiseta de rigor personalizada. El décimo en su nómina. Es la gran asignatura pendiente del dirigente desde su desembarco a la Casa Blanca.
Pero, Pérez, presentó una novedad en su mensaje: “Bienvenido de nuevo a a tu casa”. Y eso le tocó la fibra a Rafa Benítez que no pudo articular palabra en el inicio de su alocución. Sus ojos se humedecieron. Se poblaron de lágrimas. Las mismas que le acompañaron hace 20 años cuando tuvo que dejar su casa. Algo similar que habrá vivido más de uno cuando le ha tocado pasar por ese trance. Dejar su casa laboral en contra de su voluntad.
Otros en su guisa, habrían ensanchado, pavoneado o mostrado una sonrisa ‘Profidén’, pero Rafa Benítez quiso saborear ese momento con sensibilidad y emoción. De un futbolista habría salido el típico «se cumplió mi sueño. Desde chiquitín era del Madrid», pero Rafa Benítez se dejó llevar por sus sentimientos. Breve silencio y amago de llanto en ese instante. El de su vuelta a su casa. Su travesía por los banquillos ha sido dura. Con muchas piedras en sus inicios, pero con trabajo, método y carisma supo irse ganando el respeto y la admiración de presidentes, compañeros y profesionales de la información. Y le llegó la oportunidad de ir dirigiendo a clubes de tronío hasta llegar a uno de los dos transatlánticos del fútbol mundial. Pérez, después de muchos bandazos, ya tiene a su técnico ‘made in Real Madrid’ .
A Florentino no le he temblado el pulso para poner ceros en el talonario para traer a rutilantes futbolistas, Balones de Oro por cuadruplicado y completar plantillas de ensueño, pero no ha dado con la tecla con el entrenador. Ha probado de diferentes estilos, escuelas, personalidades o nacionalidades. Pero, por h o por b, ninguno cuajó. Bien por falta de feeling o por la inevitable sequía de títulos. Ninguno dejó huella. Logró implantar un estilo, una filosofía. Uno, tras otro, salieron por la puerta de atrás del Bernabéu. Y eso que tuvo a uno que encajaba a la perfección, que le venía como anillo al dedo. Que conocía la casa, la cultura e idiosincrasia merengue. Fue el primero. Vicente del Bosque, pero salió la vena caprichosa del dirigente dándole el finiquito de manera sorprendente y la cuestión se torció desde entonces. Una cuestión de Estado en el madridismo.
Ahora, es el tiempo de Rafa Benítez. Una apuesta para los próximos tres años. Una llegada que ha traído confusionismo y debate a la masa blanca. Meramente por cuestiones tácticas. Por su manera de entender el fútbol. Unos le tildan de defensivo, aburrido, resultadista. Pero Rafa Benítez está acostumbrado a llevar ese peso en su mochila. Él tiene su método, su libro de estilo que le ha llevado a ganar títulos domésticos y continentales con diferentes equipos y en distintas latitudes.
El tiempo le pondrá en su sitio en el Real Madrid. De momento, Rafa Benítez ha dado muestras de su compromiso y profesionalidad. Antes de su presentación se encerró a cal y canto por la Ciudad Deportiva. Y es que al madrileño nadie le gana en meticulosidad. Es un obseso del trabajo. La planificación es una de sus consignas, uno de sus mandamientos. No le gusta dejar nada en manos de la improvisación. Que se preparen los jugadores. A Rafa le gusta repasar y cuidar hasta el más mínimo detalle. Que se lo pregunten a más de uno. Jugadores a los que dirige o que ya no están a sus órdenes. Nadie como él prepara los partidos, algo que dejó en evidencia a Ancelotti.
La llegada de Rafa Benítez supone que el Real Madrid tiene a su entrenador referente. Que conoce sus entrañas, su cultura, su idiosincrasia. Que la ha mamado. La ha vivido y sentido en sus carnes y que no ha tenido que recurrir a google para ponerse al día. Con Benítez, el Madrid puede lograr dar con su modelo de una vez. Y eso puede llegar de la mano de un hombre de la casa. Como el Barça lo logró en su momento con Guardiola y después con Tito Vilanova y ahora con Luis Enrique o el Atlético de la mano del Cholo. Hombres y nombres de club. El Madrid lo tiene con Rafa Benítez. Ya es cuestión de trabajo, método y toneladas de paciencia desde el despacho presidencial.
About Francisco J. Molina Quirós
Desde 1988 ligado al periodismo deportivo, pero me encanta escribir sobre lo que me rodea.