El populismo del que hacen gala algunos líderes sudamericanos raya algunas veces en el esperpento. El último caso es el del presidente boliviano Evo Morales, que se quejó de que algunas plazas en ciudades de su país aún lleven el nombre de Cristóbal Colón, a quien tildó de «invasor» y «saqueador», y pidió nuevamente el cambio de denominación de estos sitios.
«Todavía en algunas ciudades tenemos plaza Colón. ¿Cómo puede ser plaza Colón? Él era un invasor, saqueador que nos ha traído otra forma de vivencia, saquearnos para dejarnos en la pobreza», dijo Morales en un acto con indígenas de la región amazónica de Beni (noreste), fronteriza con Brasil.
El asunto salió a colación debido a que la comunidad indígena donde se realizó el acto se llama Argentina y, según dijo el gobernante, le explicaron que el lugar lleva ese nombre porque allí vivió un ciudadano del país vecino.
«Yo me vendré acá a vivir y a partir de ese momento no se va a llamar Argentina sino Orinoca (el nombre de su pueblo natal). Mi pedido es por qué no recuperar un nombre originario de esta zona», indicó Morales.
El mandatario ha criticado varias veces que escuelas, provincias, calles, plazas y pueblos lleven aún nombres europeos y ha pedido insistentemente a las autoridades regionales y municipales cambiarlos por los de líderes indígenas.
Evo Morales ya no sabe qué hacer para seguir manteniendo su popularidad, muy deteriorada en los últimos años, y en vez de intentar sacar de los graves problemas a los que se enfrenta la población de su país, con un índice de pobreza y analfabetismo intolerables, busca desviar la atención hacia un enemigo imaginario.
La Historia es la que es, y por mucho que se empeñe Morales no la va a poder cambiar, sí falsear, y la herencia cultural española tan arraigada y mezclada en toda Hispanoamérica no la va a poder hacer desaparecer de un plumazo.
A lo mejor el presidente boliviano hubiera querido que hubiesen sido los anglosajones quienes estuvieran tantos años en América Latina, así habrían sabido de verdad lo que hubiera sido casi el exterminio total de los indígenas, como sucedió en Estados Unidos.
Los lazos culturales y de hermandad entre los pueblos americanos y españoles nunca se van a romper, por más que lo intenten personajes como éste que tarde o temprano pasarán página.