Valdebernardo tiene 16 años. Se hizo famoso en su día porque Letizia Ortiz, antes de ser princesa, vivió en una urbanización situada al principio del barrio que está adscrito a Vicálvaro. Un proyecto de ciudad dormitorio, ideada para la clase media, dominada mayoritariamente por viviendas de protección oficial, seis bloques de ellos han sido utilizados para realojos, y con algunas urbanizaciones de carácter privado. Su equipación está compuesta por un Polideportivo que tiene instalaciones cubiertas (piscina, pista de baloncesto y de fútbol sala) y otras al aire libre para fútbol 11 y 7, tenis y paddle. Cuenta con un pequeño centro comercial que perdió su cine hace un año y medio que fue reemplazado por un gigantesco gimnasio. Varios de sus locales de la segunda planta están cerrados.
Su gran referente es Faunia y otro reclamo es el Parque Forestal. Tiene dos centros para la Tercera Edad, una Escuela de Música, otra Infantil, un Centro de Salud, una Iglesia y allí está ubicado el Centro de Transfusión de la Comunidad de Madrid. En lo referente a la educación posee un Instituto, dos colegios públicos y uno concertado. Las dos vías principales son el Bulevar José Prat y el Bulevar Indalecio Prieto. Amplias avenidas con aceras anchas. Algunas tiendas se salpican a sus lados con dominio de establecimientos regentados por población asiática con sus comercios que han venido a sustituir a los ultramarinos de toda la vida. En el segundo de los bulevares se cerró una de las dos bocas de metro. Fue en agosto de 2012. La lucha vecinal por su reapertura se hizo palpable desde el primer momento. Se recogieron firmas y hace un par de semanas se celebró una manifestación por las calles del barrio en la que se solicitó de manera pacífica que volviera a abrirse.
En el mismo bulevar, Indalecio Prieto, una de sus principales arterias, hay otro aspecto que habla del abandono y pasotismo de las autoridades municipales con sus conciudadanos. No existe un semáforo en todo el Bulevar. Bueno, hay dos. Y porque no queda más remedio. Están ubicados con los cruces con el Bulevar José Prat. En el kilómetro que mide el Bulevar Indalecio Prieto se han suplirlo los semáforos por 18 pasos de cebra a cada lado, a los que hay que sumar cuatro centrales y siete laterales que unen esta vía con otras calles que salen de los costados. De ellos, 23 pasos de cebra están en 700 metros. Algunos de ellos separados por escasos metros. Posteriormente, se colocaron dos badenes en cada sentido. La solución ideada para el final del bulevar en sus dos sentidos es la aparición de dos cedas al paso, en un sentido, y un paso de cebra y oro ceda al paso, en el otro. Cada viandante toma un riesgo a la hora de cruzar la calle pues los conductores no respetan la señalización, se dan casos de que la velocidad supera los 50 kilómetros por hora, ni dan la prioridad que se exige a los peatones. Se da la circunstancia que dos de estos pasos de cebra están ubicados a la salida de la boca de metro, por lo que los peatones deben de extremar aún más las precauciones, y mucho más, cuando van acompañados de menores. En cambio, desde hace unos meses se han instalado un par de cámaras de control del tráfico. Seguramente para potenciar la seguridad vial, pero no la de los peatones. En el barrio se rumorea que su función es la de grabar matrículas para evitar el aparcamiento en doble fila o vehículos que van a muchísima velocidad por las noches, pues hay una leyenda urbana de que a esas horas se realizan carreras de madrugada los fines de semana. Hubiera sido más efectiva la colocación de algún semáforo. Resulta inaudito que no se haya tomado esta medida.
En Valdebernado se siente la sensación de ser un ciudadano de segunda o de tercera. En el vecino Moratalaz, en concreto, en la Avenida que lleva su nombre, se instalaron hace unos meses dos semáforos entre la Plaza del Encuentro y la confluencia con Camino de Vinateros que vinieron a sustituir a dos pasos de cebra que llevaban allí señalizados desde hace varias décadas. En ese tramo ya existían dos semáforos. ¿Por qué esa diferencia con Valdebernardo? En Cordel Pavones y Ladera de los Almendros, otras dos calles de relevancia, la ausencia de semáforos también es una realidad palpable. Existe uno al final de cada calle para unirse con la intersección del Bulevar José Prat. La solución que se sacaron de la manga las autoridades municipales fue recurrir a unos cuantos badenes para que los conductores aminoren la velocidad de sus vehículos. Es la tónica en Valdebernardo, en cuyas calles paralelas a los dos bulevares la ausencia de semáforos es una realidad palpable. En esta barriada se siente marginación, abandono y dejadez por parte de sus políticos. Otro aspecto de queja es la limpieza. No se ven como en otros barrios la presencia casi diaria de barrenderos por sus calles. De vez en cuando se dejan ver estos operarios con el diminuto vehículo que hace de aspirador. Lo que es barrer con escoba no se prodiga. Bueno, y en Navidad, ni un árbol ni adorno navideño instalado en algunas de sus rotondas lo que da al barrio una imagen fría, desangelada y de cierta tristeza en esos días tan señalados.
About Francisco J. Molina Quirós
Desde 1988 ligado al periodismo deportivo, pero me encanta escribir sobre lo que me rodea.