A Miguel Pajares había que trasladarle a España. Pese a quien le pese. En las últimas horas se han argumentado opiniones dispares, chocantes, irrisorias, pobres de espíritu y que nos hacen dudar de la falta de valores de nuestra sociedad. Dada su condición de religioso, algunos argumentaban que la Iglesia debía haberse ocupado de su traslado. Otros se quejaban de la cuantía del gasto para llevar a cabo su repatriación. Un poco de caridad. Cristiana o no. Ante todo, dignidad. Un misionero se merece el respeto y la admiración de todos. Seamos o no creyentes. Personas que están dando el callo con los menos favorecidos. Lo hacen de palabra y con acciones. Con su trabajo, su dedicación. Asumiendo todo tipo de riesgos: conflictos bélicos o enfermedades. Como ha sido el caso de Miguel Pajares.
El misionero tenía que ser repatriado. Por dignidad. Para que estuviera cerca de los suyos. Para ser atendido. Para tratar, con los mejores medios, de que se su vida no corra peligro. Otros han puesto el grito en el cielo por tener cerrada y a su entera disposición toda una planta de un hospital. Otros han alertado de un posible riesgo de un contagio masivo del ébola en nuestro país. Se han tomado las precauciones siguiendo el protocolo estipulado de esta enfermedad. Puestos a ser puntillosos, no se hace un control cuando un ciudadano africano llega a nuestro país. Ahí también se corre un potencial riesgo de contagio de cualquier enfermedad. Seamos humanos. Dejemos el materialismo y las ideas políticas. Aparquemos la condición de religioso de Miguel Pajares. Lo importantes que ya está en España y que se recupere. Tiene mucho que hacer todavía. Su mente y energía está en seguir con su trabajo con los desfavorecidos. Él no ha buscado protagonismo con todo esto. Eso lo dejamos para otros. En la telebasura hay un montón, pero claro, eso es lo que vende.
Lo que realmente importa es que Miguel Pajares ya está en España. Había que traerlo desde Liberia. Es uno de los nuestros. Un orgullo para esta tierra con su quehacer diario. Ayudando a niños y gente sin recursos. Un gran embajador para la marca España. Otros prefieren dársela a personalidades alto copete. Alguno han viajado a África, sí, pero a pegar tiros a unos animales. Una pena que alguien haya puesto trabas a su traslado. Debemos recapacitar. Ser menos insolidarios. Con la que nos está cayendo. Y no protestamos ni hacemos nada por los millones defraudados, blanqueados o evadidos. Nos hemos acostumbrado a ese tipo de fechorías, pero no a reconocer la labor de un misionero. Absurdo el debate de su trslado. Es triste, muy triste. Así nos va en este país. Nos lo merecemos.
Pues me parece estupendo traerle de vuelta a España, pero es que ha habido otros ciudadanos españoles enfermos por el mundo que han pedido ser repatriados y el Gobierno se ha desentendido. Así que lo único que justifica este traslado tan mediático es, precisamente, la marca España. No la caridad ni el sentido humanitario. Y si algún otro cooperante español en África contrae el ébola, lo traerán también? Por otra parte, no es que le hayan cerrado una planta: es que la Consejería de Sanidad madrileña cerró el departamento de Enfermedades Tropicales del Carlos III, que están desmantelando. Así que tenían una unidad vacía y ahora la vuelven a abrir a toda prisa para ponerse la medalla. Sin sentidos, demagogia y chapuzas. Había sido mucho más productivo invertir el dinero en proporcionar medios materiales y humanos sobre el terreno, para que los utilizara no sólo este misionero, sino todos los enfermos que hay en la zona.