A Cristiano Ronaldo le va a salvar la redacción del acta arbitral. El luso se va a ir de rositas tras su expulsión en Córdoba. Tras lo visto, su sanción quedará minimizada. Hernández Hernández solo reflejó en el acta la patada del portugués a Edimar sin la disputa del balón y pasó por alto su doble manotazo a la cara al futbolista brasileño y a su compañero Crespo. Además, su menosprecio al público al sacarse brillo a la escarapela de su camiseta como campeón del mundo cuando se retiraba del césped pasó también desapercibido por el trencilla y el cuarto árbitro. Un gesto que pudo haber provocado alguna reacción violenta en la grada, pero por suerte, la respuesta de la afición cordobesista fue de abuchear al Balón de Oro. Viendo otros antecedentes, la sanción al portugués se estima en dos partidos. Si se confirma, Cristiano Ronaldo podrá jugar el derbi del 7 de febrero en el Vicente Calderón. La polémica está servida.
¿Se imaginan si el duelo madrileño se tuviera que haber disputado a pocas jornadas del final de Liga? No me quiero imaginar la que se hubiera montado. Desde los entornos, claro. Uno entiende que la sanción a Cristiano Ronaldo da juego, salsa y vidilla. Que forma parte del espectáculo. Uno entiende que los periodistas debemos denunciar la conducta del portugués, pero no hacerle el juego a los clubes. No lo comparto. Pero, tristemente, esto ya forma parte del invento. Ya han saltado al césped los entornos de unos y otros para alimentar la polémica y presionar a Competición. Unos piden dos, otros, cuatro partidos de sanción al luso y que el comité eche mano del vídeo, algo que no hace. A no ser que haya un club que presente una denuncia.
Si en vez en la jornada 22, el derbi se hubiera jugado en la 32 y con la misma distancia de puntos que ahora mismo, ¿qué habría hecho el Atlético? ¿Y el Barça? ¿Se hubieran atrevido a aportar las pruebas documentales para que el castigo a Cristiano fuera mayor? No lo creo. Pura hipocresía. Saben que en otra jornada se pueden ver en otra igual. De momento, otros les hacen el juego.
Hay que esperar y dejar que Competición haga su trabajo. Dictará sentencia tras analizar el acta arbitral. No será la primera ni la última vez que un colegiado no describa con exactitud y minuciosa pulcritud una acción en la que se ha producido una agresión. Lo que le ojo arbitral ve en ese momento es lo que refleja. Lo que el resto ve sentadito, y muchas veces repetido, es mucho más fácil. Está claro que su sentencia no dejará satisfechos a todos, pero es lo que hay. El Comité de Competición tiene unos artículos y una metodología. Lo que se pone en el acta es lo que vale. Aparentemente, en este caso le va a beneficiar al Real Madrid y a Cristiano Ronaldo.
Uno desde fuera ve peor el gesto de Cristiano hacia el público que la patada y los codazos. Reprobables, por supuesto. Un profesional, sea una estrella o un jornalero del balón, debe ser ante todo respetuoso con el público. Se puede entender en parte una reacción al multiplicarse las pulsaciones de los jugadores por recibir patadas, ser empujados, agarrados o provocados continuamente y que puedan justificar que cometan algún desliz, pero ante todo, deben guardar las formas con la grada. No es de recibo que Cristiano tras autoexpulsarse tuviera luego esa salida de tono con su gesto de marras.
Cristiano se retrató. Se descalificó el solito. Quedó como un soberbio. Un chulo. Todo el mundo dice de él que fuera del campo es un tipo humilde, normal y campechano. Pero en el verde se transforma. Está bien que sea ambicioso, muestre su voracidad goleadora, sea egoísta, presente su gen ganador, pero lo que no se puede consentir es que sea un maleducado. Cristiano es un espejo, un ídolo, un ejemplo para los jóvenes. Muchos le imitan. Por eso, ese gestito sobró en Córdoba. Ser Balón de Oro es muy bonito, pero comporta otros deberes. Su conducta antideportiva le conllevará un castigo. Dos, tres o cuatro semanas. Lo que más tiempo le llevará es lavar su imagen. En su lucha por el Balón de Oro 2015 ha dado un paso atrás en este mes de enero. Messi cogió el guante al reto lanzado por el portugués. Se ha puesto las botas, Se ha puesto a correr y ha renovado sus ganas por ganar y jugar al fútbol.
La imagen del Madrid quedó dañada de forma indirecta por la conducta del portugués, el cual se salvará de que Competición le meta un buen puro. El que se lo debería dar es el Real Madrid. Por mucho que represente el luso, un club debe estar siempre por encima, pero no hay bemoles. Cristiano es intocable. Mal ejemplo.
About Francisco J. Molina Quirós
Desde 1988 ligado al periodismo deportivo, pero me encanta escribir sobre lo que me rodea.