Alfonso Guerra fue uno de los personajes clave en la transición española y es de los pocos que continuaban en activo. Muchos le adoraban y otros le repudiaban y odiaban abiertamente porque no tenía pelos en la lengua. Era el ‘chico malo’ del PSOE de Felipe González, con el que fue vicepresidente del Gobierno.
Ayer al cierre de la segunda jornada del debate en comisión de los Presupuestos Generales del Estado para 2014 (que él preside), Guerra se ha despedido de todos los diputados al ser éste su «último presupuesto», según sus palabras.
Según ha explicado, al término de la presente legislatura no irá «en ningún caso» en las listas que el PSOE presente a las próximas elecciones generales y abandonará la política después de haber estado «cotizando 50 años a la Seguridad Social». «Ya está bien», ha bromeado el otrora vicepresidenta del Gobierno con los periodistas, a los que ha augurado que «nadie» de las generaciones más jóvenes conseguirá cotizar medio siglo, «tal y como están las cosas».
En todo caso, ha querido dejar claro que su decisión de abandonar la Carrera de San Jerónimo es «personal» y ha subrayado que ya ha llegado ese momento tras su intento de no ir en las listas del PSOE en dos ocasiones anteriores, cuando la «presión» le impulsó de nuevo a hacerlo. «Pero esta vez ya no», ha remarcado.
De hecho, ha señalado que él ya avisó hace un año de su decisión al entonces secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien el día que anunció su decisión de dejar la política le comentó entre bromas que se le había adelantado.