Tiene guasa. Por no decir otra cosa. John Coates, vicepresidente del COI, se descolgó el pasado martes con la siguiente afirmación: “Los preparativos de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro son los peores que he vivido. Estamos muy preocupados. Ellos no están listos en muchas formas, aseguró el dirigente australiano de su vuelta de su sexto viaje a tierras brasileñas tras supervisar la marcha de los preparativos. Pero la cosa no se para aquí. “Creo que esta es una situación peor que la de Atenas. Allí lidiábamos con un gobierno y algunas responsabilidades de la ciudad. Aquí, hay tres”, apuntó Coates. Vamos, que el COI no sabía nada de esto en 2009. Les ha cogido desprevenidos. No les vemos de pardillos. Estos señores no dan puntadas sin hilo.
Quedan dos años para la cita en Río de Janeiro y la luz de alarma se ha encendido en los despachos del COI. Han pasado cinco años desde la designación de la candidatura brasileña. Su comité se ha dormido en los laureles. En todo este tiempo no se sabe en que ha invertido el tiempo para explotar la gallina de los huevos de oro que supone la concesión de unos Juegos Olímpicos. “La respuesta es para comer cerillas. No tiene desperdicio. Es hora de que nos centremos en el trabajo a realizar yel compromiso de la sociedad”, se comentó desde el Comité de Río, Vamos que la cantinela de ‘menos samba y más travalhar’ viene a reflejar como está la situación por esas latitudes. Una canción que suena en Brasil. A menos de 50 días para la celebración del Mundial hay estadios que todavía no han finalizado sus obras de acondicionamiento.
Madrid se quedó a las puertas en octubre de 2009. Perdió la final. Presentó un proyecto atractivo en el que el 70 por ciento de las instalaciones las tenía acabadas. ¿Se acuerdan señores del COI? Era uno de sus puntos fuertes. ¿O era mejor que las obras no se hubiesen iniciado? Siempre es bueno partir de cero, se entiende ¿no? Una demostración de la seriedad de Madrid 2016, algo que está brillando por su ausencia ahora con los responsables del Comité de Río. Lo que demuestra que las previones presentadas por Río 2016 en su momento no se están cumpliendo. Otra vez en el ambiente se instala la duda sobre los parámetros escogidos en la adjudicación de unos JJ.OO. Nadie duda de que Brasil era un país emergente. Una buena oportunidad para su despegue y para que más de uno metiera la cuchara en el pastel.
El COI está nervioso. Ha puesto el grito en el cielo o ha lanzado un llanto plañidero, según se mire. Pese al actual estado de retraso en las obras no tiene pensado un plan B. El espíritu especulativo pesa más que el deportivo. Hace mucho tiempo que los Juegos Olímpicos son un negocio y no una exaltación o una fiesta del deporte. Si el Barón de Coubertin levantase la cabeza…. Su famoso lema de que ‘lo importante es participar¡ ha quedado obsoleto. Priman otros intereses. Cada vez que se decide la adjudicación de unos Juegos huele todo a podrido. Por la forma en cómo está montado el asunto. Las diferentes candidaturas haciendo lobbys para captar votos a cualquier precio. Los implicados dorando la píldora a unos señores que visitan a cuerpo de reyes los distintos países que compiten para evaluarlos. A unos con la mejor puntuación, pero luego, de manera sorprendente en la hora de la votación, cambian de opinión. Ese baremos ya no es el válido. Huele a Pucherazo. Por ser más light. Por lo menos nos queda una cosa. Los españoles tenemos fama de dejarlo todo para el final, pero vemos que nos han salido competidores. Que no tiemblen los señores del COI. En 2016 todo estarán las obras finalizadas. Y seguro que los números les saldrán.
About Francisco J. Molina Quirós
Desde 1988 ligado al periodismo deportivo, pero me encanta escribir sobre lo que me rodea.
Pues que se lo hubieran pensado, los Juegos Olímpicos se los dieron a los brasileños que lidien con ellos, como dice el dicho «Menos samba y más trabajar», eso es lo que les tienen que decir. Si se los hubieran dado a Madrid estarían más contentos, pero que se le va a hacer, que apechuguen con su maltrecha decisión.