Otro campo modesto madrileño que da pasto a la especulación. El Pedro Vives. Las ilusiones de centenares de chavales se fueron al garete. Ya no podrán enfundarse la zamarra y pantalones azules ni calzarse los borceguís para emular a sus ídolos cada dos fines de semana. Ni tampoco entrenarse a diario. En su campo. El del CD Aviación. En la madrileña barriada de Las Águilas, entre Carabanchel y Cuatro Vientos. Allí, desde 1970, varias generaciones han disfrutado con el fútbol.
Ya no volverán a hacerlo ni la presente ni las futuras. Desde los pre benjamines hasta el primer equipo que milita en la Primera Regional Madrileña. El Ayuntamiento decidió la demolición del campo para construir varios bloques de pisos. Prima la especulación ante la formación deportiva y humana.
Llantos, gritos de desesperación, tristeza, frustración. Fue la imagen vivida en Cuatro Vientos. Con la lluvia como invitada a la desaparición de uno de los últimos campos de tierra de la capital. Las lágrimas de chavales y mayores acompañaron el ruido asesino de la excavadora. Antes, hubo un intento baldío de una cadena humana que se resistió al paso de la maldita máquina, trituradora de los sueños y recuerdos de jóvenes y mayores.
La policía tuvo que intervenir y permitir el paso de la mortífera y destructiva arma. Antes, como si se tratase de un desahucio se procedió a la retirada de enseres: balones, camisetas, documentación y los trofeos fueron sacados en carros de supermercados. Dantesca imagen. Adiós a un sinfín de recuerdos, vivencias. Despedida de la segunda casa de cientos y cientos de chicos y mayores. El Pedro Vives, que en su día tuvo titularidad militar pasó a ser de propiedad municipal en 2000. En el Aviación presumían que alrededor de 10.000 chavales habían pasado por allí. Un monumento se merecen sus gestores. Trabajo en silencio. Trabajo modesto. Trabajo a diario. Un lugar emblemático. Mágico. Pese a su modesta fisonomía.
Muchos padres y madres besaron su tierra. Un lugar, ubicado muy cerca de Carabanchel. Territorio propicio para el tráfico de droga que hizo estragos en la juventud en las décadas de los 70 y 80. Pero hubo una gran mayoría que no se dejó atrapar por las jeringuillas y que logró regatearla gracias al balón.
Los recortes sanitarios, educativos y sociales llegan ahora también al terreno deportivo. De golpe y porrazo se quita a unos 300 chicos y chicas la ilusión por practicar el fútbol. De hacer deporte y dedicarle horas de su precioso tiempo libre para realizar una actividad sana. Ya no podrán volverlo a hacer. El campo de tierra ya no está. Se lo han cambiado para poblar de más bloques de hormigón al entorno. ¡Menudo cambio de fisonomía! Si por lo menos se hubiera sustituido por la construcción de un polideportivo o una escuela de fútbol a imagen y semejanza como se han multiplicado por otros barrios de la capital, pero está claro, es más prioritaria la construcción de más pisos. No importa el alto número de viviendas vacías existentes en Madrid. Construcción, especulación. La formación de los chicos les importa un pimiento.
Son unos fenómenos, señores concejales del partido que gobierna nuestro Madrid. Han sido protagonistas de una cacicada. Ustedes creerán que han ganado este partido, pero en realidad, se han metido un gol en su propia portería. En Cuatro Vientos y Carabanchel les esperan en mayo.
About Francisco J. Molina Quirós
Desde 1988 ligado al periodismo deportivo, pero me encanta escribir sobre lo que me rodea.
Luego queremos una juventud sin «botellón»
El deporte crea compañerismo,ayuda asuperar frustaciones y da descargas de adrenalina.Dios mío que más nos quiere hacer este gobierno?