Dos maneras de responder a una goleada del Barça en el Calderón

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Portada del libro ‘Tres décadas en rojiblanco’

Atlético y Barça se juegan la tercera posición y el título en su enfrentamiento de este domingo en el Vicente Calderón.  El empate rojiblanco ante  el Levante  le hará saltar al césped con la necesidad imperiosa de ganar al tener a cuatro puntos al Valencia. Seguro que muchos madridistas se estarán tirando de  los pelos tras el empate  frente al Valencia, pues afrontarían la jornada a dos puntos del líder  y ya no  dudarán  de la motivación colchonera frente a los azulgranas.  

Hasta hace una semana se debatía sobre las preferencias entre la afición colchonera sobre la manita que se le podía echar al Madrid.  En el recuerdo de mi paso  cubriendo la información del Atlético me quedo con dos maneras contrapuestas del sector más radical del Atlético a la hora de  responder ante una goleada azulgrana.   En  ‘Tres décadas en rojiblanco’  cuento  lo que ocurrió tras un 0-5 en Copa (página 151).

‘Pinchan las ruedas a los jugadores tras un 0-5 ante el Barça’

4 de febrero de 1993. Una noche que nunca olvidará el vestuario rojiblanco. Por dos motivos. El primero, por lo sucedido en el césped. El ´Dream Team´ azulgrana les vapuleó y humilló en la ida de los octavos de final de la Copa del Rey. Una manita dejó sentenciada la eliminatoria. Michael Laudrup, en dos ocasiones, Begiristain, Julio Salinas y Wistchge firmaron la goleada.

Sublime el encuentro del danés. A su habitual destreza y elegancia con el balón en los pies unió esa noche su efectividad de cara al marco contrario. Su primera diana, de cabeza. Algo insólito en el nórdico. Luego repitió con un tiro cruzado dentro del área, para dejar minutos después, un pase con el exterior, marca de la casa, que Begiristain se benefició para subir el 0-3 al marcador. Pese a la humillación, la grada del Manzanares no dudó en tributar una sonora ovación a Laudrup cuando fue sustituido. Aún quedaban 21 minutos de martirio. Dio tiempo a que el Barça agrandara la herida madrileña con dos goles más. Los rojiblancos acabaron desquiciados ante el vendaval azulgrana. Donato y Patxi Ferreira se fueron a la ducha antes de tiempo por doble amonestación. En el banquillo, Luis Aragonés no movió peones y los nueve futbolistas restantes que iniciaron el partido lo acabaron. Abel; Alfredo, Tomás, Toni, Vizcaíno, Schuster, Manolo, Luis García y Sabas.

Durante el partido, gran parte de la afición colchonera abroncó a sus futbolistas. Algo habitual en un estadio cuando al equipo local le dan un repaso. El sentimiento rojiblanco afloró de manera acentuada minutos después en el lado más radical. El calvario para los jugadores colchoneros no acabó ahí. A algunos de ellos les dolió más lo que vivieron posteriormente en el parking del Vicente Calderón que lo acontecido minutos antes en el verde. Cuando se dispusieron a subir a sus vehículos para dirigirse a sus domicilios varios de ellos se dieron cuenta de que tenían pinchada una rueda.

Rápidamente se miraron unos a otros, y al comprobar que no era un caso aislado, se percataron de que fue algo intencionado. Un grupo de los seguidores más radicales del Atlético se coló en la zona acotada donde los futbolistas estacionaban sus coches y les pincharon las ruedas. Eran casi las 00.00 horas y Vizcaíno, Manolo y varios jugadores más se remangaron, sacaron el gato y cambiaron los neumáticos. El 0-5 aún no lo habían digerido, pero les costó mucho más verse atacados por una parte de su hinchada.

Unas páginas antes, en la 96, en la historia titulada ‘A Torres le regalan un brazalete premonitorio’, recuerdo una reacción bien distinta desde el sector radical  colchonero ante goleada azulgrana (0-6) y que a supuso el fin de ciclo del referente rojiblanco.

20 de marzo de 2007. Fernando Torres celebra su 23 cumpleaños. Cinco amigos suyos le proponen hacerse un tatuaje con el siguiente lema: “We`ll never walk alone” (Nosotros nunca caminaremos solos) parafraseando el “You’ ll never walk alone (Tu nunca caminaras solo), mítico cántico que de la afición del Liverpool popularizó antes, durante y después de los partidos de los ‘reds¡ en Anfield. Fernando declinó hacerse el tatuaje, algo que sí llevaron con posteridad a cabo sus amigos. Estos no dieron su brazo a torcer y le regalaron al capitán rojiblanco una brazalete amarillo que llevaba serigrafiado el lema “We‘ll never walk alone”.

Era marzo. Torres llevó este brazalete los últimos tres meses de competición. En Anoeta, tras un forcejeo con uno de los centrales de la Real, a Torres se le soltó el brazalete que se cayó al césped. Un fotógrafo captó la imagen, donde se pudo leer parte del lema:“I’ll never walk alone”. Aún, en Inglaterra no se especulaba con el fichaje de ‘El Niño’ por el Liverpool. Hubo que esperar cuatro meses para que Fernando Torres dejase la ribera del Manzanares por la del Mersey. En julio cambió la rojiblanca por la ‘red’.

 Cuando sus amigos le hicieron ese premonitorio regalo, Torres no pensaba en abandonar la disciplina rojiblanca. Los contactos con el Liverpool no existían por entonces. La decisión de marcharse del Atlético la tomó una noche lluviosa de mayo. La del 20. Por la cantidad de agua que cayó desde el cielo, por los goles que recibió la portería defendida en aquel partido por Cuéllar frente al Barcelona de los Ronaldinho, Etoo, Iniesta, Xavi y compañía, y al comprobar que era inviable ganar un título con la rojiblanca. Además, hubo cánticos desde el sector más radical colchonero celebrando los primeros goles del Barça, ya que de esa manera podían alejar al Real Madrid de ganar la Liga (al final los de Capello la conquistarían con su gran remontada).

Los jugadores del Atlético acababan de saltar al césped del Vicente Calderón para iniciar la segunda parte. Los del Barcelona aún estaban en el vestuario. Los rojiblancos iban tomando sus posiciones. Fernando Torres se acercó al círculo central y se agachó. Rodillas flexionadas. Juntó las manos. Bajó la cabeza y fijó su mirada al suelo. Se le vio pensativo. Uno desde la distancia pensaba que estaría concentrándose. El Atlético iba perdiendo 0-3 ante el Barcelona y necesitaba los tres puntos como el comer. Quedaban tres jornadas para acabar la temporada y la opción de jugar en Europa se alejaba. En cambio, el Barça se mantenía vivo en su codo a codo con el Real Madrid por el título.

Lo que Torres estaba cociendo no era la remontada. Por su cabeza se comenzó a gestar que su ciclo como rojiblanco había finalizado. Debía echarse a un lado del camino. Un mes después, el Liverpool entró en escena. El ‘Niño’ caminó cuatro años después con los ‘reds’. Uno de los himnos que le cantó The Kop fue “His amband proved” (Su brazalete lo demostraba). En relación a la leyenda que rezaba en aquel regalo de sus amigos en el día de su 23 cumpleaños. Un regalo premonitorio.

About Francisco J. Molina Quirós

Desde 1988 ligado al periodismo deportivo, pero me encanta escribir sobre lo que me rodea.

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