El sábado hubo exhibición de Cristiano Ronaldo en el Bernabéu. El portugués, que una semana antes en Málaga ayunó de cara al gol, selló el triunfo merengue ante el Celta con su insultante voracidad al sacarse un ‘hat trick.’ El vigésimo tercero. De esta manera, el luso hacía historia al superar a Di Stéfano y Zarra y se convertía en el futbolista con más tripletes en la historia de la Liga.
Un récord para el madridista que contrarrestaba el doble que atesora el azulgrana como máximo artillero de la Liga y de la Champions. Más morbo en la lucha por el Balón de Oro 2014. Además, Cristiano llegaba a los 200 goles en Liga en 176 partidos con el Real Madrid. Con mejor promedio que Messi al que le recortaba terreno en el registro goleador. El portugués acaparó protagonismo y llamativos adjetivos en las narraciones radiofónicas. También, en las crónicas especializadas tanto en internet como en papel. Eso fue el sábado.
Había que esperar al domingo. Y a que Messi hablara… en el campo. Y lo hizo. El argentino recogió el guante lanzado de manera simbólica por el luso. Y el Espanyol sufrió en sus carnes la respuesta del crack azulgrana. Con otro ‘hat trick’. El vigésimo primero en Liga. A dos de Cristiano. Más madera. Messi acaparó flores en los diferentes carruseles de radio y en las crónicas en los portales digitales y seguro que en las de papel. El argentino logró su diana 400 con el Barça, y otro récord para la buchaca, con 12 tantos, se convierte en el máximo realizador de los derbis catalanes.
Messi contrarrestó el ‘efecto Cristiano’ con tres dianas y mantiene la misma diferencia 56 goles. Esa es la distancia que tiene con el madridista, al que de momento, le queda el consuelo de sacarle 10 dianas de ventaja en la lucha por el Pichichi, pero que no se confíe. El duelo continuará. No en la Liga. Será en ña Champions. Entre el próximo martes y miércoles. Con tres de ventaja de Messi sobre Cristiano (74-71). Si el azulgrana pudo darse un festín ante el Apoel Nicosia ahora se le presenta a Cristiano la oportunidad de hacerlo contra el Ludogorest búlgaro. Nos sentaremos a disfrutar viendo el enésimo duelo virtual de los dos cracks.
Estamos en plena campaña electoral por el ‘Balón de Oro’, aunque la votación debe estar ya realizada y cerrada. Absurda me parece que desde Barcelona se alimente una controversia con una comparativa de los ‘hat tricks’ de uno y otro. Ya se riza el rizo. Se resalta que Messi haya conseguido más sin haber marcado desde el punto de penalti.
Los catalogan de ‘limpios’. Para comer cerillas. Meter tres goles en un partido no es algo para desmerecer. Da igual como sean las dianas. Las habrá de más bella ejecución o dificultad, pero no se premia la vistosidad sino la puntería. Ahora, hay colegas que nos salen puristas. Pues, que desde ahora, Messi no tire desde los 11 metros cuando se decrete una pena máxima contra los azulgranas. Menos mal que también anota goles de falta, porque si no también quitarían importancia a esa manera de marcar, aunque lo cierto es que el porcentaje de Cristiano debe ser peor que el del argentino, pues mira que lanza golpe francos sin éxito.
Y ya el colmo es comparar cómo lo lograron en esta jornada. Sin comentarios. Uno siempre ha defendido que el periodista debe ser parcial, un mero transmisor de la actualidad, pero me quedé atrás ante la irrupción del periodismo de bufanda, que tanto se estila, y que tanto éxito tiene. De la jornada me quedo con el duelo de un argentino y un portugués y que un club, en este caso el Madrid, haya decidido expulsar a los 17 aficionados que insultaron a un jugador y a una Comunidad Autónoma.
Hay que dejarse de zarandajas y quitarse la camiseta. Lo que hay que hacer es disfrutar de esa enconada lucha de dos ganadores natos. Dos inconformistas. Dos cracks, que se retan y que quieren demostrar que son el mejor, y que por suerte, juegan en la Liga. Dejemos que lo sigan haciendo. Sin desmerecer a uno o a otro.
About Francisco J. Molina Quirós
Desde 1988 ligado al periodismo deportivo, pero me encanta escribir sobre lo que me rodea.