Brasil presenta un Mundial entre protestas y en un caos preocupante

Manifestación BrasilBrasil y Croacia darán mañana el pistoletazo de salida del Mundial 2014. 28  selecciones competirán por alzar la Copa que le tocará defender a La Roja. Hasta el 13 de julio toda la atención mediática acaparará la atención tanto en España como en el resto del globo terráqueo. Una moratoria que le vendrá como anillo al dedo a las autoridades políticas. Una fauna que respirará al ver al personal pendiente de lo que hagan los nuestros en tierras brasileñas, y con la parafernalia de los preparativos y posterior resaca que traiga la coronación del nuevo soberano,  ya se tiene distraído al personal.

Choca que en Brasil, donde el fútbol es una religión, haya habido todas esas movilizaciones, que seguirá habiendo en las próximas semanas en las proximidades de los estadios, en las que se mostraron las quejas de una sociedad que reclamaba más atención e inversión en otros apartados de la vida cotidiana en vez de haberlo hecho con una talegada de millones en la remodelación de estadios y otras partidas con vistas al Mundial. Menos fútbol y más escuelas, hospitales, más seguridad y mejores transportes públicos ha sido el grito desde las barricadas.

El fútbol, esta vez  no fue un cloroformo entre la población brasileña. Su poder de distracción no causó el efecto buscado por sus dirigentes. Que siga de ejemplo para el resto. Debemos mirarnos el ombligo. Con la que está cayendo en España hay otras prioridades. Lo que la pelotita entre nos es algo dramático. Lo preocupante es la situación de los cuatro millones y medio largos de parados. Recortes y precariedad de empleo para los que los tienen. Esta bien el fútbol como una evasión. Una válvula de escape. Pero no pasa por ser solo un espectáculo que llena horas de ocio. Es cierto que mueve muchas pasiones, y para qué engañarnos, un montón de dinero. Pero, el papel de la sociedad es pasiva. Si se gana, subidón. Si se pierde, bajón. Pero hay vida detrás del fútbol. No hay que dramatizar. Es un deporte. Es triste que movilice a las masas en situaciones críticas. Como por descensos administrativos y que la sociedad no lo haga para reclamar derechos  que cada vez están más en entredicho o ante  situaciones  injustas, que por desgracia, están a la orden del día. Es la fuerza que tiene el fútbol. Estaría bien que se expandiera por otros motivos de la vida cotidiana.

El Mundial se presenta incierto. Tanto a nivel deportivo como extradeportivo. La situación en Brasil es caótica. Huelga de metro en Sao Paulo con atascos kilométricos. Dos horas se han llegado a emplear para hacer 16 kilómetros, obras de varios estadios que han acabado casi con la bocina final.   La mayoría de la población brasileña se volcará con la canarinha una vez que ruede el balón, pero habrá otro sector de la misma que seguirá erre que erre con sus reivindicaciones. Las manifestaciones diarias están programadas. Los enfrentamientos entre manifestantes y efectivos de la policía será otro partido a seguir. Brasil será observada con lupa Todo un examen para este país que dentro de dos años tiene otra cita: Los Juegos Olímpicos.

MaracanáYa en el plano deportivo, España defenderá la Copa. Complicada empresa para la tropa de Del Bosque. El camino para llegar a la finalísima de Maracaná tiene muchas trampas. En forma de calendario. Holanda y Chile, junto a la cenicienta Australia, nos esperan en una primera fase de infarto. Con ellas nos jugamos ser la primera del grupo. En caso de ser segundos, y si Brasil, es primera del suyo, nos veríamos con la anfitriona en octavos. Lo del ‘Maracanazo’ en esta fase del Mundial sería un órdago a la grande.

Además, La Roja, como el resto de selecciones europeas, caso de Alemania, Italia o Francia deberán acabar con el gafe de Sudamérica, ya que ningún combinado del Viejo Continente ha logrado alzar la Copa del Mundo cuando el torneo se ha disputado por aquellas latitudes. Entre las selecciones llamadas a ser la revelación gana enteros la Bélgica de Hazard, Courtois y compañía. Mucho talento se concentrará en la Croacia de Modric o Rakitic. Por ello, que Brasil no se confíe en el estreno. Los hombres de Scolari, por su condición de locales, saldrán con la responsabilidad de ganar el Mundial antes de disputarlo. En sus filas hay calidad, músculo y experiencia. Además, la ‘canarinha’ ya no apuesta por el fútbol alegre de antaño. Se ha europeizado, pero si no sabe controlar la presión, su mayor enemigo serán ellos mismos. Argentina, liderada por Messi, puede tener opciones reales para conquistar el trofeo. Di María, Kun, Higuaín son otras bazas que hacen subir la cotización de la albiceleste. Eso sí, con permiso de Brasil, que no permitirá que 64 años después se vuelva a repetir otro Maracanazo.

 

 

About Francisco J. Molina Quirós

Desde 1988 ligado al periodismo deportivo, pero me encanta escribir sobre lo que me rodea.

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